Laura De Stefano
Desde la creación de la Diócesis de La Guaira, en abril de 1970 mediante la bula Cum summus Deus del Papa Pablo VI, la presencia de la Iglesia se ha multiplicado en las 27 parroquias, en los 23 colegios católicos, en el sector salud con el Hospital San José y en la Fundación San Pedro.
“El principal logro es que la Diócesis ha continuado la evangelización iniciada desde el siglo XVI con la fundación de los pueblos, varios de ellos como misiones y pueblos de doctrina. Este año, como conclusión de las bodas de oro, estamos evaluando los objetivos específicos y las metas propuestas. Los principales logros son los muchos procesos que hemos activado y que requerirán tiempo para seguir su consolidación,” manifestó monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira.
Recalcó que el Plan Pastoral Diocesano Para vivir la alegría del Evangelio los ha ayudado a enfocar los objetivos en cuatro dimensiones que son el anuncio del Evangelio, la comunión, el servicio y la formación. “Como cristianos queremos anunciar el Reino de Dios y el Evangelio, crear espacios de comunión y reconciliación, fortalecer una conciencia ciudadana y de solidaridad hacia los más pobres, fortalecer las instituciones de participación social y política en el bien común, y proponer itinerarios de formación en la fe”.
127 templos y capillas
Monseñor destacó también el crecimiento del número de parroquias que pasó de 11 en 1970 a 27 en la actualidad, siendo las más antiguas por orden de creación La Guaira, Naiguatá, Macuto, Maiquetía, Carayaca, La Sabana, La Soublette, La Aviación, Pariata, Caraballeda y Las Tunitas. Igualmente la construcción de varios templos en los últimos siete años, entre ellas la iglesia parroquial de la Soublette dedicada a Nuestra Señora del Carmen, y las capillas de Tirima, Media Legua y el Paulino en la parroquia de Tarmas.
“Se están construyendo un gran complejo parroquial en Caraballeda dedicada a Nuestra Señora de la Candelaria, la capilla del Barrio Aeropuerto en la parroquia de La Aviación, la capilla de San Rafael de Aguacatal en la parroquia de la Peñita, la capilla del Club Camurí Grande dedicada a la Medalla Milagrosa de la Virgen. Además se va a iniciar la construcción del Santuario dedicado a Monseñor Romero y al Beato José Gregorio Hernández en Playa Grande en Ciudad Chávez”.
Destacó los trabajos de embellecimiento y mantenimiento, entre ellas la de la Catedral San Pedro Apóstol de La Guaira con un importante trabajo de recuperación, y del retablo del Cristo de los Montemayor y de toda la edificación, así como las iglesias parroquiales de Tarmas, Mirabal, de Zamora, La Páez y Macuto, la capilla de la Lucha, y la iglesia de La Soledad de Naiguatá.
“No siempre es fácil hacer el mantenimiento por los altos costos que implica. Pero es necesario acometer trabajos de recuperación de la Ermita del Carmen en La Guaira, reliquia histórica de 1811. Allí se velaron los restos del Libertador a su regreso de Colombia y es una de las reliquias patrimoniales de todo el estado. Es preciso una colaboración de organismos privados y gubernamentales”.
70 sacerdotes ordenados y un obispo
Resaltó también la ordenación de 70 sacerdotes egresados del seminario San Pedro Apóstol, fundado el 2 de octubre de 1977 por monseñor Francisco de Guruceaga con la finalidad de proporcionar a la Diócesis un clero autóctono suficiente para su adecuada atención pastoral.
“Desde su fundación nuestra institución ha tenido la oportunidad de contribuir también en la formación de jóvenes pertenecientes a otras diócesis hermanas: Caracas, Guarenas, Calabozo, Los Teques, Valle de la Pascua, Margarita, Barcelona, Carúpano, Trujillo, Acarigua-Araure, Ordinariato Militar de Venezuela, Comayagua (Honduras) y San Juan (Puerto Rico).
Actualmente se forman jóvenes de las diócesis de La Guaira, Maracay, Maturín, Guarenas, Los Teques, Caracas, San Carlos, Mérida, El Vigía, Margarita y Carúpano. Y por primera vez desde sus aulas sale un obispo, monseñor Ricardo Barreto que estudió en el Seminario San Pedro de La Guaira y pertenecía a la Diócesis de La Guaira. El Papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de Caracas y actualmente es el Rector del Seminario de Caracas.
Comenzó como seminario menor, con unos treinta adolescentes de bachillerato, y dos seminaristas mayores que se trasladaban todos los días a Caracas para cursar los estudios de filosofía.
“En los años sucesivos el Seminario entra en una etapa de crecimiento con el incremento de las vocaciones. El número de alumnos oscila entre treinta y cuarenta seminaristas menores y entre seis y diez mayores. Ante esta nueva realidad se dio inicio a los estudios del ciclo filosófico en 1980. El 28 de junio de 1988, se inaugura el nuevo y funcional edificio situado en Macuto. Con ello se da inicio también a los estudios teológicos, con lo cual se pasa a contar con la totalidad de los estudios prescritos por la Iglesia para acceder a la ordenación sacerdotal”.
Hoy es un seminario mayor con un currículum académico distribuido en tres ciclos de régimen semestral: un año propedéutico, un trienio de la etapa de discipulado que incluye los estudios de filosofía y un cuadrienio de configuración con Cristo que incluye los estudios de teología.
Labor positiva en 1999
El obispo reconoció que la Iglesia no solo ha vivido momentos difíciles con la pandemia, también sufrió con el deslave de 1999. Sin embargo, tuvo una gran presencia al ayudar a tanta gente que no tenía absolutamente nada y que la tragedia había reducido a la miseria, no solo física, sino también moral, familiar y espiritual.
“Quiero recordar el testimonio de un seminarista, hoy sacerdote: ‘La labor de la Iglesia en esos días fue muy positiva, porque pudimos aportar lo que teníamos como comida, resguardar a la gente, atender a los enfermos, ayudar a los doctores y enfermos. La actitud fue acompañar a la gente en ese tiempo tan difícil’”.
Además el Seminario sirvió de refugio y desde la terraza, donde aterrizaban helicópteros, se coordinó la evacuación de las personas con la colaboración de bomberos, protección civil y scouts. “Aportaron su granito de arena al hacer su labor pastoral como Iglesia para ayuda a los afectados”.
Para prevenir estas tragedias ante fenómenos naturales, pidió ante todo una educación en la conciencia ecológica para cuidar el ambiente. La creación clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Estamos llamados a una auténtica conversión ecológica, a reconocer y arrepentirnos del pecado ecológico que causamos al ambiente, a los ríos, playas y montañas con la contaminación, el desperdicio de plásticos y sustancias tóxicas, con la inadecuada recolección de la basura y la falta de tratamiento de las aguas servidas que vertimos en quebradas y en el mar”.
Vacunación masiva
Aunque los templos están cerrados desde el inicio de la pandemia, monseñor Biord dijo que la Iglesia permanece operativa y abierta de muchas formas. Por ejemplo el Secretariado de Pastoral Litúrgica y de Pastoral Familiar proponen subsidios para rezar desde el seno del hogar; el Secretariado de Pastoral Juvenil ha organizado varios chats de formación y animación juvenil; el Secretariado de Catequesis se ha dedicado a la formación de catequistas.
Mientras que el Secretariado de Pastoral Educativa y los colegios de la AVEC han hecho un gran esfuerzo en mantener la educación en tiempos de pandemia; el Secretariado de Pastoral Social está realizando una tarea titánica en Cáritas en sus distintos programas; el Secretariado Diocesano de Comunicación Social está animando varios procesos de difusión de las eucaristías y de evangelización por las radios y redes sociales; el Secretariado de Pastoral Vocacional está promoviendo una formación en la animación y acompañamiento vocacional. La comisión de pastoral familiar está promoviendo también una formación en la cultura del buen trato.
“El Seminario ha seguido adelante en este tiempo, el hospital San José y la Fundación San Pedro Apóstol han intensificado su atención a los enfermos, las parroquias llevan adelante programas de distribución de alimentos, medicamentos, vitaminas a personas necesitadas; y los voluntarios se esfuerzan todos los días por ser una sonrisa de Dios y mostrar solidaridad. Sin embargo, hay novios que esperan por celebrar su matrimonio, niños que deben hacer su primera comunión y jóvenes que van a ser confirmados”.
Ante este panorama, el obispo espera que se lleve a cabo una vacunación masiva contra el Covid para regresar a los templos a “contar las maravillas de Dios en medio de la pandemia, volver a darnos el abrazo de la paz y cantar en la asamblea mientras celebramos la eucaristía: Juntos como hermanos, vamos caminando… La iglesia en marcha está
A un mundo nuevo vamos ya, donde reinará el amor, donde reinará la paz».