El tenis profesional se reactivó este lunes tras un parón de cinco meses, con las jugadoras del Abierto de Palermo obligadas a cargar sus propias toallas y sin poder estrecharle la mano a sus rivales.
Un estricto protocolo sanitario por la pandemia de coronavirus prohibió ducharse en el club y firmar autógrafos o sacarse fotos con aficionados. Las jugadoras anotadas en el cuadro principal provienen de 16 países, con la argentina Nadia Podoroska como la única no europea.
Se permitió un ingreso limitado de público en el estadio principal, con capacidad para 1.500 personas. Los espectadores deben cumplir estrictas medidas de distanciamiento social.
Se pudo ver a la croata Donna Vekic, sexta cabeza de serie, derrotar 6-1, 6-2 a la holandesa Arantxa Rus en un día de mucho viento. Fue el primer partido oficial -para hombres y mujeres- desde inicios de marzo.