Valerie Calderón
Los abuelos que están recluidos en el Instituto Nacional de Servicios Sociales (Inass), en Catia la Mar, participan constantemente en torneos de domino, bolas criollas, concursos de poesía, de canto y también tienen habilitada un área para que practiquen la siembra de tomate, higo, yuca y orégano.
El director del centro, Heli Collado, contó que la próxima semana inaugurarán proyecto llamado Gerogranja, que contempla la construcción de un vivero en un espacio del patio que será atendido por los mismos abuelos. “Se van a juramentar como parte de la brigada de Misión Árbol y lo que siembren podrá ser trasplantado para otro lugar”.
Dijo que todos los días colocan música para que quienes quieran puedan bailar y pasar un rato agradable. Además, todos los viernes se reúne el Club de Abuelos para compartir. El centro tiene habilitada una biblioteca para que aquellos que prefieran pasar un rato en silencio y en compañía de un libro, puedan hacerlo.
Hay casi 70 abuelos recluidos
Actualmente hay 33 mujeres y 34 hombres en el centro, además están esperando el ingreso de 2 más provenientes de Caracas. “Para que ingrese un abuelo en primer lugar debe estar en situación de calle, aunque hay casos puntuales de familiares con agendas apretadas y que necesitan el servicio, dependiendo de ello se les da el apoyo».
Luego de mostrar el caso, deben presentar varios recaudos médicos que son enviados a Caracas, y dependiendo del informe social determinan si ingresarán o no. Hay abuelos recluidos de Caracas, Barquisimeto, Maracaibo, Maturín y hasta Santa Elena de Uairén. “Algunos traslados son por peticiones. Dicen que tienen familiares en La Guaira y son traídos”.
Mercal les despacha comida
Mediante Mercal el centro recibe una vez al mes bolsas de comida con harina, pasta, arroz, entre otros alimentos, también mortadela y pollo. Adicionalmente, el Ministerio de Nutrición les aporta de 20 a 25 bolsas mensuales y mediante el Instituto Nacional de los Seguros Sociales les llevan verduras, frutas, queso y carne.
Cuentan con una sala de fisioterapia
Los abuelos tienen una sala de fisioterapia para hacer sus ejercicios. “Hay bicicletas, caminadoras, pesas, camas de adaptación y máquinas para electroterapia, solo los utilizan quienes sean referidos por la doctora porque no todos necesitan la fisioterapia».
Agregó que la sala también puede ser utilizada por cualquier persona de la comunidad que lo requiera, no necesariamente un adulto mayor.
Por otra parte, Unicef llevó un programa al centro que incluye la instalación de bebederos y grifos con purificadores para disponer de agua apta para el consumo humano. “La idea es que los abuelos puedan simplemente beber el agua directa o lavarse las manos, seguimos en la etapa de prueba pero pronto estará totalmente listo”.