Muchos comercios de comida rápida se han tenido que apoyar en el servicio de entrega a domicilio para poder sobrevivir a la cuarentena y no cerrar. “Trabajar con delivery no se compara con tener abierto nuestro puesto de comida, pero es una forma de mantenernos operativos”, comentó la dueña de Burger Grill.
“Los fines de semana en calle el hambre de Caribe recibíamos cualquier cantidad de clientes y los ingresos eran altos. En este momento los pedidos no son muchos, pero nos hemos reinventado”.
Por otro lado, el delivery ha ayudado a quienes no contaban con tienda física para empezar a emprender, como en el caso de @chispaluz23.
“Nos dedicamos a llevar hasta los hogares dulces pasteleros. Atendemos los pedidos que nos llegan a través de Instagram y cobramos el 5% de lo que pida el cliente por el envío”, expresó la encargada del emprendimiento.
“Se abren las puertas de las oportunidades con el delivery, sin embargo, por el tema de la gasolina hemos tenido que considerar las distancias porque el costo del combustible, que debemos pagarlo en dólares, reduce las ganancias”.