*Antes de la Revolución el país era autosuficiente en materia de energía eléctrica
Laura De Stefano
Como una fecha triste calificó el historiador Rubén Contreras la fecha del 4 de febrero de 1992, porque con el transcurrir del tiempo ese alzamiento militar no le ha dado a un gran sector de la población venezolana las satisfacciones demandadas.
“El 4F fue una insurgencia de unos militares con aspiraciones, pero personales, porque ese anhelo no ha generado desde mi punto de vista satisfacciones a la colectividad pues hasta 1992 en el país los servicios públicos funcionaban”.
Recalcó que el pueblo por lo general tenía agua del grifo y no sufría de los frecuentes apagones porque Venezuela con la construcción del embalse de Guri, iniciada en 1963 y culminada en 1988, logró satisfacer las exigencias de los ciudadanos al punto de que el país vendía electricidad a Guyana, Brasil y Colombia. “Éramos autosuficiente en materia de energía eléctrica”.
Igualmente, en el sector agroalimentario el país experimentó un crecimiento formidable con el complejo agrícola de Turén. “Habíamos convertido al estado Portuguesa en el granero de Venezuela, igual que a Guárico porque había producción, tal vez no boyante, pero tampoco había carencia”.
Contreras manifestó que el Gobierno de la IV República, a pesar de las limitaciones con el precio del petróleo, accedía que con la comisión tripartita se estudiase las necesidades y los problemas que confrontaban los trabajadores en materia de reivindicaciones, no solamente salariales y contractuales, sino en salud, educación, bonos navideños, por hijo, y vacaciones. Todo se hacía en un marco de confiabilidad democrática.
“El 4F que se pintó como una alternativa, pues se quería acabar con la corrupción existente, lo que ha sido es un paso hacia atrás y sumamente traumático porque nosotros hasta 1992 nos dábamos el lujo de tener el primer centro refinador del mundo”.
Recalcó que Amuay y El Cardón, en Punto Fijo, refinaban entre los dos unos 900 mil barriles de gasolina, y con las otras refinerías San Lorenzo, Bajo Seco, Jose y Morón producíamos un millón 700 mil barriles diarios de petróleo. De eso 700 mil eran para el consumo interno. Ahora tenemos que importar diluyentes de Irán.
Otro legado de la revolución, indicó, es que los hospitales no tengan ni un respirador y que las personas deban esperar con sus bombonas el camión para que se las lleve, y rezar que no ocurra lo de Barinas que varias comunidades desde hace un año esperan por sus cilindros que no han sido devueltos.
“Nosotros con todas las dificultades teníamos centros de salud asistidos y antes la gente cuando necesitaba gas llamaba a las empresas Ferrygas, Copergas o Vengas y a la hora o al día siguiente les llegaba sus bombonas llenas”.
El profesor Rubén Contreras considera un mito que en la revolución el pueblo mande, porque el consejo comunal a la cual es miembro no ha logrado ninguna solución para su urbanización, pues deben tramitar ante la Comuna y ésta ante el Ministerio de la Comuna.
Manifestó que el 4F, que pudo haber sido la ilusión de algunos cuantos, ha servido para espolear al país porque según el libro “Revés de un sueño protagónico” de Orlando Zamora durante los primeros 13 años del gobierno de Chávez se dilapidaron grandes recursos en obras inconclusas como la tomatera de Caicara del Orinoco, el complejo agroindustrial Ezequiel Zamora de Sabaneta y el segundo puente del Lago de Maracaibo, entre otros.