EE.UU. paga $2 mil mensuales por cada venezolano enviado para El Salvador

El gobierno de Donald Trump estaría pagando al de Nayib Bukele en El Salvador, unos $2.000 para que retenga en su temida cárcel Cecot a los 283 presuntos delincuentes venezolanos que envió el domingo en la noche al país centroamericano y señalados de pertenecer al Tren de Aragua, como parte de un acuerdo de cooperación entre ambos países.

Hecho que representa un buen negocio para el Gobierno salvadereño, cuyo salario mensual asciende a 225 dólares en promedio.

Pese a la orden de un juez que obligaba al gobierno de Trump a detener las deportaciones, hicieron caso omiso. Desde Venezuela se critica severamente esta medida catalogada de ilegal, ya que, hasta donde se sabe, ninguno de los deportados ha sido juzgado ni sentenciado por delito alguno, otros temen que ahora cualquier venezolano pueda ser considerado delincuente solo por su nacionalidad.

El periodista Antonio María Delgado publicó las declaraciones de John De La Vega, abogado de inmigración en El Nuevo Herald, allí afirma que la orden de Trump genera inquietud sobre el debido proceso para cualquier persona acusada de pertenecer al Tren de Aragua, especialmente si las acusaciones son falsas. “La verdadera preocupación aquí es cómo determinarán quién es realmente miembro del Tren de Aragua. ¿Qué sucede si venezolanos inocentes, que actualmente transitan por el sistema migratorio, son identificados erróneamente y deportados sin el debido proceso?… La aterradora realidad es que podrían ser devueltos sin ninguna oportunidad de defenderse ni buscar protección”.

Familiares de deportados viven angustiados y en incertidumbre

Un video de Mervin Yamarte con la cabeza rapada y la mirada gacha alertó a su familia sobre su deportación desde Estados Unidos y posterior reclusión en El Salvador. Le acusan de pertenecer al Tren de Aragua, banda criminal venezolana.

Tanto Mervin, de 29 años, como tres amigos con los que atravesó la peligrosa selva del Darién entre Colombia y Panamá con rumbo a Estados Unidos fueron arrestados el miércoles en su casa en Dallas, Texas. Tres días después estaban en la cárcel de máxima seguridad salvadoreña Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).

Por su parte, el Gobierno nacional denunció una campaña de criminalización contra los migrantes.
Mervin y sus amigos crecieron en Los Pescadores, un barrio de calles polvorientas y viviendas modestas en Maracaibo, la otrora capital petrolera venezolana, de donde salieron en septiembre de 2023 en busca del «sueño americano».

Los cuatro firmaron una orden de deportación a Venezuela, relatan sus familiares, que los esperaban de regreso al país caribeño el pasado fin de semana.

«Ya mi hijo se quería devolver porque decía que eso no era el sueño americano, era la pesadilla americana», dice a la AFP su madre Mercedes Yamarte, cuyos cuatro hijos emigraron, tres a Estados Unidos y una se encuentra en México.

Casi ocho millones de venezolanos dejaron el país en la última década empujados por la crisis económica, política y social, según cifras de la ONU.

El primero en identificar a Mervin en un noticiario de televisión fue un hermano, que vive en Estados Unidos.

Fue por las «cotizas», dice en referencia al término usado en esa región venezolana para referirse a las sandalias, y llamó de inmediato a su familia.

Les envió un video en el que «sale Mervin con una mirada aterradora», relata entre sollozos Mercedes.
Esa mirada «es el dolor más grande de mi vida, porque es como un grito de auxilio de mi hijo», piensa la mujer, que gestiona a través de las autoridades venezolanas la repatriación de la hija que está en México.

Sus otros dos hijos en Estados Unidos quieren volver, relata, pero temen correr la misma suerte de Mervin.

Mientras, se aferra a la última fotografía que le mandó Mervin, en la que se ve con gesto relajado, antes de aparecer en las imágenes de migrantes encadenados, cabezas rapadas y torsos doblados por agentes enmascarados, que divulgó el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.

«Solo queremos justicia, son personas buenas. Libertad para Andy, Mervin, Ringo y Edwuin», dice una pancarta con fotografías de los cuatro que elaboraron para ir a los medios de comunicación locales y pedir ayuda.

Mercedes encabeza una especie de comité de madres que presionan por la libertad de los venezolanos enviados a El Salvador por Trump, amparado en una ley de 1798 que permite la expulsión de manera sumaria de «enemigos extranjeros».


Con información de NTN24 y Reuters, editada por Rafael Díaz

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