El secretario de organización del Sindicato de Trabajadores Electricistas advirtió que la falta de mantenimiento y la desinversión agravan la crisis eléctrica
Beatriz Rodríguez
“Los apagones y fluctuaciones se deben a la falta de mantenimiento en las plantas eléctricas existentes y a la falta de inversión en el sistema eléctrico. De los 2.200 megavatios por hora que debería generar Tacoa, actualmente solo produce 120 MW”, denunció Domingo González, dirigente sindical.
Explicó que apenas se mantiene operativa una barcaza que genera 60 megavatios, junto a una pequeña planta con capacidad similar, lo que hace insuficiente la generación actual. “La termoeléctrica depende de la generación del Guri; por eso es inevitable el racionamiento eléctrico”, agregó.
González aseguró que en todas las parroquias del estado se siente la crisis. “A diario se registran bajones o interrupciones del servicio”, señaló, y agregó: “Lo que vivimos es un racionamiento eléctrico que empeora cada día. La generación es insuficiente, aunque el consumo ha disminuido. Las plantas eléctricas y termoeléctricas han colapsado. Venezuela, que antes vendía electricidad a Colombia y Brasil, hoy no logra abastecer su propia demanda.”
En ese sentido, insistió en que se debe priorizar la inversión en el sistema eléctrico. También hizo referencia a la Central Hidroeléctrica de Tocoma, ubicada en el río Caroní.
“La obra debió culminarse en 2012; se postergó para 2015 y luego para 2019. Desde entonces no se tiene información concreta sobre su avance. Tiene una capacidad instalada de 2.160 MW con 10 turbinas, pero solo dos están casi terminadas. Se necesitan unos 100 millones de dólares para activarlas, y cada una podría generar 440 MW”, detalló.
Lamentó la falta de voluntad para completar una obra de esa magnitud, que hoy es más necesaria que nunca frente a las megafluctuaciones que afectan al país.
González subrayó que, para garantizar una adecuada generación, transmisión, distribución y comercialización eléctrica, se requiere una inversión estructural urgente. “Las plantas hidroeléctricas son una opción más limpia y económica, a diferencia de las termoeléctricas, que son costosas y contaminantes”, indicó.
Propuso evaluar el caudal de los ríos del estado para instalar nuevas plantas, y recordó la urgencia de rescatar las hidroeléctricas de Naiguatá y Carayaca, actualmente abandonadas./jd