Unos 400 migrantes entre venezolanos, salvadoreños, hondureños guatemaltecos, haitianos y cubanos se preparaban para partir desde el domo de la localidad de Huixtla, en el municipio Tapachula, frontera entre Guatemala y México, cuando agentes de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM) los interceptaron y disolvieron este domingo en lo que sería la cuarta caravana que pretendía recorrer 18 kilómetros hasta el municipio de Villa Comaltitlán, rumbo a Estados Unidos.
Con escudos en mano, los agentes cercaron las salidas que usarían los migrantes para seguir su camino. Algunos fueron detenidos, mientras que otros lograron correr y escapar de las autoridades.
Aunque no se registraron agresiones al momento de las detenciones, algunos migrantes que ya habían retomado camino atacaron con piedras a los agentes que se encontraron a su paso en los puntos carreteros. Organizaciones defensoras de migrantes y agencias de la ONU denunciaron igualmente que los policías han hecho uso excesivo de la fuerza durante sus operaciones.
Al igual que las anteriores caravanas, muchos señalan a las autoridades mexicanas de no entregarles documentos migratorios a estos ciudadanos para permanecer en ese país. La mayoría de ellos manifestaron estar huyendo de la violencia y la pobreza que hay en sus naciones de origen y tratan de llegar a Estados Unidos para solicitar refugio.