Laura De Stefano
Con una misa crismal, donde se consagraron los santos óleos para ungir a los nuevos bautizados, confirmados, enfermos y a los que reciban la ordenación sacerdotal, la Diócesis de La Guaira clausuró en la Catedral San Pedro Apóstol el año jubilar por los 50 años de su creación.
La solemne Eucaristía fue celebrada por el obispo Raúl Biord y concelebrada por los monseñores Ramiro Díaz, obispo emérito de Machiques, e Ignacio Ceffalia, encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica, junto a los presbíteros de las 27 parroquias eclesiásticas, quienes renovaron las promesas sacerdotales.
“Habíamos soñado grandes celebraciones junto a la evaluación del Plan Pastoral, pero la pandemia ha reducido las actividades multitudinarias”, manifestó monseñor Biord.
Agradeció al encargado de Negocios de la Nunciatura, porque su presencia es un signo de la comunión con el Papa Francisco “al que nos sentimos muy unidos en la fe y en su programa de renovación pastoral. Pedimos a Dios por su salud y sus intenciones, desde esta Catedral dedicada a San Pedro, piedra viva para la edificación de la Iglesia y memoria del compromiso de cuidar a los hermanos. Agradecemos al Santo Padre Francisco la bendición especial que nos ha enviado para esta ocasión».
Recordó a monseñor Luis Maldonado, que el 14 de agosto celebró sus 50 años de ordenación sacerdotal, por su trabajo en los inicios de la Diócesis y elevó una oración para todos los sacerdotes que están de aniversario sacerdotal.
«Que la Virgen María, que fue llevada al cielo nos acompañe con su intercesión. Pedimos la iluminación del Espíritu Santo para la evaluación del primer Plan Diocesano de Pastoral, que lleva por título Para vivir la alegría del Evangelio, y poder proyectar un segundo Plan Pastoral que nos guíe en los próximos 5 años».
Monseñor Ceffalia felicitó a la Diócesis por el año jubilar y agradeció sus bendiciones que nunca faltarán. Al obispo, sacerdotes, religiosas, laicos y a todos aquellos que lo han presidido en este camino de fe y que enseñaron con sus palabras y sus ejemplos a ser cristianos. Indicó que La Guaira como Iglesia local en estos años se ha sumido a la labor de anunciar el evangelio y a hacer de nosotros la verdadera familia de Dios.
“Celebramos 50 años de vida de esta iglesia que es un verdadero jubileo y lleva a reconocer con alegría la obra de Dios, además de ser un monumento para recibir sus dones y continuar en nuestro camino cotidiano de fidelidad a Cristo. La conclusión del año jubilar sea también motivo para recoger los frutos y para renovar nuestra fe para que el presbiterio, las parroquias y las familias se conviertan en familias de Dios”
Los nuevos protagonistas
En la misa se bendijo el retablo del Santísimo Sacramento que fue restaurado en el taller Arte Sacra, en Mérida, regentada por el artista Juan José Romero y su familia. Es una talla centenaria de caoba que perteneció a un monasterio de clausura y fue donada por la Diócesis de Pamplona a monseñor Francisco de Guruceaga para sustituir el anterior que se quemó a finales de 1970. Se suma al retablo del altar mayor donde está el Cristo de los Montemayor, restaurado el año pasado.
También se bendijeron las 14 nuevas estaciones del Vía Crucis y se confirió el ministerio del lectorado a Daniel Acosta, seminarista del tercer año de la etapa de discipulado. Junto a él recibieron a Omar Araujo y a Alberto Briceño que, después de un año de pastoral, se unen a los seminaristas de La Guaira y a un grupo de jóvenes que iniciará el propedéutico este año.
“Ustedes muchachos serán los protagonistas de los próximos 50 años del siglo de la Diócesis. Nos comprometemos a rezar por las vocaciones al sacerdocio, al diaconado y a la vida consagrada, al mismo tiempo que seguimos promoviendo una Iglesia rica en ministerios en la que todo el pueblo de Dios, especialmente laicos, sean agentes de evangelización y de servicio caritativo a los hermanos”, expresó monseñor Biord.
Comprometido a cuidar a los niños
En la celebración litúrgica los clérigos se comprometieron a cuidar a los niños, adolescentes y a las personas vulnerables contra cualquier tipo de abuso. Cada uno recibió y firmó el Sistema Diocesano de Buen Trato y Prevención, especificado en los códigos preventivos de conducta.
Además, entregaron certificados a 50 agentes de pastorales que por tres meses se formaron en el tema y bendecidos los miembros de la comisión de prevención. Y por primera vez los diáconos renovaron sus promesas.
“La Diócesis se compromete a asumir la prevención como eje transversal en todas las pastorales e instituciones para forjar hogares seguros en la sociedad y en las instituciones”.
El alcalde y su familia, el candidato José Manuel Olivares con su mamá, los sobrinos del obispo Guruceaga, el arquitecto Juan José Romero, responsable de la restauración, y los bienhechores acompañaron al clérigo en la clausura del año jubilar.