Con mucha fe y devoción, los Diablos Danzantes de Naiguatá, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, han bajado desde el Cerro Colorado luego del repique de campanas y el toque de la caja, para danzar en vísperas de Corpus Christi.
Lucen trajes muy coloridos y máscaras alegóricas a la madre naturaleza, así como también a distintos animales. Han tomado las calles de Naiguatá con alegría, cautivando con el sonido del cencerro y la campana a quienes, año tras año, participan en esta gran actividad donde se rinden honores al Santísimo Sacramento del Altar.
Representan la lucha entre el bien y el mal, en una tradición que data del siglo XVIII. Una experiencia cultural grandiosa que combina música, danza y máscaras para crear un espectáculo fascinante que une a guaireños y visitantes. BR