En comparación con los estándares de crecimiento infantil de 2006 de la OMS, el estudio realizado por Caritas Venezuela identificaron 31,7% y 11,5% de emaciación y retraso en el crecimiento en los niños del país.
El estudio partió del análisis de 46.462 registros antropométricos entre 2017 y 2019 de niños niños menores de 5 años de las parroquias más pobres del país.
Según indicó Susana Raffalli, investigadora de Cáritas Venezuela, la desnutrición aguda alcanzó 12% en 2020, y fue más frecuente identificarla en los primeros dos años de vida. Además, destacó que 41% de los casos estudiados arrojó que el pico de prevalencia ocurre específicamente entre los 20 y 22 meses de vida.
También señalan que el retraso en el desarrollo se ha acumulado de forma sostenida desde 2016.
Asimismo, se encuentra que el sexo de los niños tiene una asociación significativa con la probabilidad de retraso del crecimiento y emaciación. Las probabilidades de retraso del desarrollo y emaciación entre los niños son 1,19 y 1,084 veces mayores que entre las niñas.
Raffalli señaló que esta situación tendrá consecuencias directas en la vida de los niños, en el desarrollo de la productividad del país y una gran carga sanitaria al sistema de salud nacional.
Del total de niños con retraso del crecimiento, 13% llegó a presentar desnutrición aguda. Este dato, de acuerdo con la experta, significa que existe un 87% restante con retraso del crecimiento que también necesita atención y que no está incluido en la mayoría de los programas de asistencia.
De acuerdo con la especialista, hay niños atendidos por Cáritas que ya estaban afectados por el retraso del crecimiento lineal, independientemente de su diagnóstico nutricional.
«Los niños que llegan con retraso del crecimiento quizás ni siquiera pasaron hambre. Comieron, pero su nutrición no era efectiva».
Destacó que no tener hambre no es suficiente: se necesita calidad y seguridad nutricional. El estudio concluye que el retraso del crecimiento debe ser una prioridad humanitaria en el marco de la crisis prolongada en Venezuela, y así también prevenir la persistencia de la desnutrición aguda.
Vidas por debajo del potencial
Carlos Villalobos, economista y coautor del análisis presentado por Raffalli, destacó que las consecuencias del impacto de la crisis pueden condenar a niñas y niños actuales a una vida por debajo de su potencial, por lo cual instó a priorizar a adoptar políticas que prioricen a los más pequeños.
Omar Zambrano, economista jefe de la firma Anova Policy Research, destacó que esa situación puede tener una doble carga: los niños con déficits nutricionales al inicio de sus vidas tienden a tener menos años de escolaridad acumulada y dificultades para el desarrollo, por lo cual pueden tener una vida laboral menos productiva.