Los niños menores de cinco años, con pérdida auditivas, que sean tratados oportunamente pueden recuperarse en su totalidad. Así lo asegura la audióloga y terapista de lenguaje, Karla Valladares, quien destaca que la detección temprana es fundamental para aplicar los protocolos establecidos, dependiendo de la patología del paciente.
“A partir de las 24 horas de nacimiento del bebé y hasta los dos meses, se debe cumplir con la prueba de emisiones otoacústicas, una pesquisa mediante la cual se determina si el niño presenta alguna patología auditiva”.
Explica que si el pequeño salió positivo en las emisiones, debe someterse a una nueva evaluación denominada Baby Screen, que se realiza desde los dos meses y hasta los cuatro años, para determinar la pérdida auditiva.
“Luego de esto, se pasa a la tercera fase, es decir, los potenciales evocados de tallo cerebral en estado estable. Esta es la prueba definitiva que determina los decibeles y frecuencias, a partir de los dos años de edad”.
Los infantes diagnosticados con patologías auditivas o deficiencias, luego de cumplir con todas las evaluaciones, pasan a la fase de adaptación protésica, que es entregada de manera gratuita en la unidad de audiología del ambulatorio La Guaira, previa toma de molde y ensamblaje de la prótesis.
“Con la programación de la prótesis, de acuerdo al tipo de pérdida auditiva, se puede generar una sobre estimulación neurológica que podría llevar al niño a recuperar su audición completa”.
En caso de que falle la recuperación con la aplicación protésica, el niño es candidato a las jornadas especiales que realiza al menos una vez al año el Ministerio de Salud, para la colocación de un implante coclear que le permita mejorar su condición.
A través del Programa Avanzado de Discapacidad (Pasdis), la Dirección de Salud garantiza la realización de estas pruebas de manera gratuita en el estado. En el materno, realizan las emisiones otoacústicas, el Baby Screen y los potenciales evocados, mientras que en la Unidad de Audiología de La Guaira, ejecutan solo el baby screen y la adaptación protésica. DRL/ep