Las autoridades chinas desmantelaron en la ciudad de Jinan, provincia de Shandong, dos mataderos donde se producía carne de perro. Durante las redadas, los trabajadores de las instalaciones fueron sorprendidos despellejando a varios canes.
Los mataderos fueron clausurados y el edificio que acogía a uno de ellos fue demolido. Más de cincuenta perros pudieron ser rescatados con vida y fueron trasladados a un refugio proporcionado por el grupo chino de derechos de los animales Vshine y la organización benéfica Humane Society International.
Ziyang Huang, activista de Vshine, afirmó que hay pruebas claras de que los canes fueron matados de forma brutal en ambas instalaciones. «Pero aún no está claro para qué los mataron y adónde han ido sus pieles y otras partes».
Informó que su grupo recibe unas 5 denuncias al año sobre mataderos de este tipo, que suelen encontrarse en las provincias sureñas de Cantón y Guangxi o en el norte del país.
Actualmente, salvo en las ciudades de Shenzhen y Zhuhai, comer carne de perro es legal en todo el territorio chino, pero esta es consumida solo por un pequeño porcentaje de la población y en raras ocasiones. Según una sondeo de 2016, la mitad de los ciudadanos chinos están a favor de prohibir la carne canina y un 70 % de los encuestados afirmó que nunca la ha comido.