Doriana León, dorianaleonlaverdad@gmail.com.- Más de 300 personas que residen en el sector Santa Eduvigis de Urimare, ven en el relleno sanitario una fuente de empleo para conseguir ingresos y llevar el pan a su mesa.
Entre zamuros, alimañas, desperdicios, polvo y desechos, decenas de varguenses escarban a mano limpia entre la basura para conseguir materiales reciclables que venden a algunas empresas y obtienen dinero para su subsistencia.
Nathaly Montoya tiene dos hijos y es madre soltera. Hace dos años trabajaba en la barra de una panadería hasta que la despidieron por reducción de personal.
Con la necesidad imperante y la voz de sus hijas pidiéndole alimento, esta joven varguense tomó la decisión de sumarse a las decenas de madres pepenadoras que a diario faenan sin ningún tipo de protección o seguridad en el vertedero.
“Lo que más se vende es el plástico, las cajas, el cobre, el aluminio, las botellas y las tapas de rosca. A diario venimos para a acá, este es nuestro lugar de trabajo; es la realidad que nos tocó vivir”, dijo este martes, mientras se lamentaba porque tras el incendio registrado la mañana del pasado lunes, los cuerpos de seguridad del estado no los dejaban ingresar al relleno.
Yelitza Carmona tiene cinco hijos y es madre soltera. Asegura que trabaja en Santa Eduvigis por la necesidad que la llevó a tomar ese camino. “Ahorita hay hambre en mi casa y esta es mi fuente de ingresos. De aquí saco para comprar la bolsa de alimentación y llevar un poco de salado a mi casa. La mayoría somos madres de familia que llegamos aquí porque no conseguimos empleo”.
Melinda Blanco cuenta que tras el incendio, la mayoría de los trabajadores del relleno y los residentes de las zonas aledañas, amanecieron con dificultad para respirar. Asegura que en el lugar hace falta mayor gerencia para evitar nuevos accidentes.
“La Alcaldía tiene más de tres meses que no pasa una máquina. La basura está almacenada por todos lados, y el gas metano está concentrado. Los tractores y aplanadoras se desaparecieron del vertedero”.
Aseguraron estar de acuerdo con la prohibición del ingreso de menores de edad al bote de basura.
Felipe Zea, de 68 años, pidió a las autoridades sanitarias realizar jornadas de profilaxis y salud para los trabajadores del centro. “Sería importante que nos realizaran los exámenes y nos colocaran el esquema de vacunación. Aquí uno está expuesto a cualquier virus, bacteria o enfermedad”. DLR/va