*Irse del país se ha convertido en un “resuelve” ante la crisis
Luis López
La salida al exterior a diario de cientos de venezolanos se ha convertido en un “resuelve” ante la crisis. Eliza Solano, odontólogo, reside en Maracay y con siete meses de embarazo debió despedir a su esposo, con destino a Canadá, la tarde de ayer.
«Se va por tres meses a trabajar y a hacerse del dinero que requerimos para el pago de cesárea y de lo que necesitará el bebé».
Afirma que fue una decisión difícil, pero no hubo otra opción. “Es nuestro primer hijo. La escasez y altos costos acaban con el bolsillo de cualquier familia. Espero que regrese al país para el parto”.
En un extremo del pasillo del terminal internacional estaba Eliza, frente a la puerta de migración, siguiendo con la mirada a su esposo mientras se alejaba.
Cuando ya no fue posible verlo, lo contactó por teléfono y le mandó mensajes de voz. No hubo lágrimas, sino tristeza reflejada en su rostro.
A sus 31 años y con una profesión, manifiesta que por su primer hijo era necesario separarse por unos meses. Los temores quedaron en su mente. No sabe si para su regreso sea el mismo que se fue, pero ya no hubo vuelta atrás.
Por su parte, Eduardo Fuentes, un de los amigos, relata que también es comerciante y vino a despedirlo. «El tiene a su mamá y a un hermano en el exterior y ya tiene trabajo. Mandará el dinero a su esposa y espera regresar en tres meses».
Señala que también tiene planes de irse del país en los próximos meses. “La actividad comercial está deprimida y ya el trabajo no da ni para mantener a la familia”.
Despedir a un hermano
Zaida Perdomo no llora para despedir a su hermano, quien viajó a Miami. «Por eso no me ves llorando, ya que han sido varias las veces que lo he despedido. Como todos, sale del país buscando mejoras. Nos estamos quedando solos y esto no mejora”./jd