Debemos ser motivadores del optimismo

“Debemos ser motivadores del optimismo

y esperanza no activadores del desespero”.

Rómulo Herrera

“Estamos en un mundo que está matando esas ganas de vivir. Mucha gente vive resignada, aguantando las cosas. Eso no es vida”.

Así de claro es el mensaje del obispo del estado La Guaira Pablo González Pérez, quien tomó posesión del alto cargo este sábado, 29 de marzo.

Aplicando el método de la “Lectura Activa, debo decirlo, capté la profundidad y el ritmo del mensaje del prelado.

(Esta situación) “tenemos que asumirla con la frente en alto, como Jesucristo llevó su cruz, con dignidad. Necesitamos realmente recuperar esa esperanza y se empieza…cambiando nosotros…”

Yo me inclino ante tanta sabiduría expresada en palabras tan sencillas, que revelan el pulso que tiene de la situación-país a la par que nos invita a que empecemos por cambiar nosotros mismos para avanzar hacia la Venezuela que aspiramos, queremos y merecemos.

Yo también propongo, humildemente, un cambio de todos los venezolanos aunque considero que la raíz de nuestros males ha sido la mentalidad y baja autoestima de todos, especialmente de quienes procedemos de los sectores de bajo nivel económico y social, como yo mismo, y, por supuesto, la mayoría de quienes hoy nos gobiernan.

Estoy plenamente de acuerdo en que debemos cambiar. En eso he venido insistiendo desde hace varios años en mis artículos, pero es fundamental que los primeros en hacerlo sean los gobernantes, quienes son socialistas y nacieron en hogares humildes. Ese cambio es esencial porque, como afirmaba Platón y más enfáticamente Aristóteles:

“La política es la ciencia de las ciencias y, más aún, la política es la que decide qué ciencia se hace”.

Entonces quienes ejercen la política y hoy temporalmente están en el poder, deberían tener sentido de grandeza, afirmo yo, y combatir la baja autoestima de todos.

“Visité Malasia, país con un gran desarrollo…debería llamarse Buenasia…”, nos decía con aquel entusiasmo tan suyo, el Presidente Hugo Chávez al regreso de su gira, en agosto de 2006, que incluyó la Rusia capitalista, ya casi recuperada de la hambruna que el socialismo que había caído el 25 de diciembre de 1991, había dejado; Qatar que, al igual que todos los emiratos árabes, había emergido de las tribus nómadas, con beduinos incluidos, también en los años ’90, y China que en 1979 arrancó con las Zonas Económicas Especiales, abriendo el país al capitalismo y por supuesto al acelerado desarrollo que la ha llevado a ser la segunda economía mundial.

Venezuela era un país de avanzada, era más desarrollado que todos esos. El ingeniero venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo, fue el ideólogo y creador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la génesis del fortalecimiento de esos países árabes que son petróleo, gas y arena, aunque sin agua.

Es más en el “Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo (Intevep) de Los Teques, crearon la Orimulsión y por esa vía se instaló en Alemania una refinería administrada por la empresa de capital mixto Veba Oil, que estaba innovando y triunfando.

A pesar de tantas cosas…esos países lograron gran desarrollo en pocos años, mientras Venezuela va en retroceso.

Insisto en que necesitamos un cambio en nuestros gobernantes y que alguien inculque en ellos el cambio de mentalidad y el sentido de grandeza.

En La Guaira, como usted ya sabe respetado y apreciado Obispo, tenemos como gobernador a José Alejandro Terán un hombre de extracción muy humilde, nacido en la parte alta del sector Mirabal, que estudió, con muchos sacrificios, en la Universidad Central de Venezuela y obtuvo el título de abogado con la calificación Summa Cum Laude.

Aparte de su formación profesional y sus condiciones innatas para la música, la actuación y el canto el doctor Terán conoce como el que más las necesidades del pueblo y sus inquietudes y aspiraciones más sentidas.

Pero, además, él ha estado en Dubai, que tiene la torre más alta del mundo;  en Qatar, y especialmente en China, aquí 10, 15, n cantidad de veces, enviado por el propio presidente Nicolás Maduro, tomando nota de la metodología del progreso impuesta por  Deng Xiaoping, a través de sus Zonas Económicas Especiales (ZEE), pero, lamentablemente, poco se ha beneficiado el pueblo de La Guaira de esos viajes, pues aún estamos esperando que arranque con vigor la ZEE´La Guaira, para que genere empleo progreso y bienestar como en  México, China, Vietnam, etc.

¿Qué es lo que falta para que se avance de verdad con la Zona Económica Especial-La Guaira?

Inteligencia y conocimientos no es.

¿Será compromiso?

¿Será que lo que yo llamo el síndrome de Rebelión en la Granja, la sátira del socialista decepcionado George Orwell sobre el gobierno socialista de Stalin?

O ¿será que hace falta ese cambio en el individuo que propone nuestro obispo González Pérez?

Sea lo que sea, lo cierto es que los gobernantes con autoestima alta disfrutan el poder, se eternizan, se pasean en sus enormes yates con helipuerto y submarino incluidos, se enriquecen y permiten que otros  se enriquezcan y lleven desarrollo a sus países y luego les cobran impuestos, como el jeque de Dubai que construyó, para darse un gusto, la torre más alta del mundo y el hasta hace poco centro comercial más gran del mundo, por el puro gusto, en ese país pequeñito y seco, repito.

Si en Venezuela se actuara con otra mentalidad, el país sería aún más desarrollado que Dubai, Qatar o Singapur, lo afirmo yo.

La autoestima, el cómo nos valoramos a nosotros mismos y a nuestro entorno, es un proceso en el que confluyen muchos factores, pero es fundamental el cómo percibimos y valoramos al ser humano, para luego valorarnos a nosotros mismos.

Desde este punto de vista, el gobernante que se estima construye obras para el pueblo como una forma de autorrealización, de sentir que tiene poder para hacer y transformar el presente para su propio gozo, el de su familia, sus amigos (seamos realistas, por favor) y el de la gente por extensión.

“El poder se demuestra haciendo el bien, porque el mal lo  puede hacer cualquiera”, decía Oscar Schindler a un militar violento, en la película La Lista de Schindler.

Hacer el bien servir a la gente, debe ser el objetivo de quienes se ofrecieron para cargos de servicio público y hoy están al frente de tan altas responsabilidades, y esa la misión que se propuso nuestro obispo González Pérez.

“Que nuestra fe anime a todos los que trabajan por generar entusiasmo y unidad como comunidad. Esa es nuestra misión, pues he venido con la intención de servir de la mejor manera y uno de los desafíos que tiene la vida del cristiano es que nuestra fe nos ayude a ser persona de optimismo para atender a los afligidos o a quienes han perdido la esperanza. Primero teniendo confianza en el Señor, después buscando los medios o canales. No debemos ser activadores de desespero, sino motivadores de esperanza”.

“Venimos a construir y a integrar. Uno de los propósitos de la Iglesia es construir puentes para integrar las fuerzas vivas”.

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