De cada 10 varguenses, seis terminan en una casa de empeño dejando sus prendas en garantía para poder comprar comida, aunque otros prefieren venderlas, pues están conscientes de que juntar el dinero que les “prestaron” en tan solo 60 días es una tarea bastante difícil con los índices hiperinflacionarios.
Actualmente, el gramo de oro se está pagando en Bs. 4 millones 500 mil; mientras que el de plata en Bs. 30 mil.
“Enero siempre ha sido el mes que registra una mayor cantidad de clientes empeñando o vendiendo sus prendas, porque están asfixiados con los gastos de la temporada decembrina. Pero ahora eso es todos los días”, comentó el encargado de un establecimiento en Maiquetía.
Algunos comerciantes afirmaron que no resulta muy ventajoso, debido a que se enfrentan a la escasez de efectivo para pagar la transacción, y abundan los delincuentes que «cazan» este tipo de negociaciones, para después atracar a los involucrados. Y a pesar de recurrir a las transferencias electrónicas, estas pueden tardar hasta 24 horas si son de diferentes bancos.
Esta práctica también se ha evidenciado a través de las redes sociales, en donde las personas negocian sus prendas de valor a precios más tentativos basando los cálculos con el valor del dólar libre.
Quienes visitan las casas de empeño coinciden en el mismo propósito: cambiar sus preciadas joyas por dinero para comprar algunos artículos de primera necesidad, que muchas veces son adquiridos a sobreprecio en el mercado informal./LB/va