Cuba ha logrado el visto bueno del presidente de EEUU, Barack Obama, a su reiterada demanda de ser retirada de la lista de países que patrocinan el terrorismo, una “justa decisión” que permite avanzar en el deshielo entre ambos países, según fuentes oficiales cubanas.
Obama envió este martes al Congreso un mensaje en el que avisa de que, si no hay acciones contrarias de los legisladores, Cuba saldrá dentro de 45 días de la lista en la que figura desde 1982 y que implica sanciones como la prohibición de la venta de armas, de ayuda económica y préstamos internacionales, además de restricciones a las transacciones financieras entre ciudadanos.
La decisión salva uno de los primeros escollos para proseguir el diálogo con EEUU, ya que la exclusión de esa lista solucionaría los problemas bancarios de la oficina diplomática de la isla en Washington, que desde hace más de un año no tiene una entidad financiera con la que operar.
La salida de la lista y encontrar un banco para su oficina diplomática en EEUU son las principales exigencias de Cuba en el proceso de restablecimiento de relaciones, lo que allana el camino hacia la apertura de las respectivas embajadas.
“El gobierno de Cuba reconoce la justa decisión tomada por el presidente de los Estados Unidos de eliminar a Cuba de una lista en la que nunca debió ser incluida”, afirmó el martes por la noche en un comunicado la directora para EEUU de la Cancillería cubana, Josefina Vidal.
En la calle también se ha recibido la noticia como una cuestión de “justicia” con un país que “ha ofrecido ayuda a muchos países” y que “tantas veces ha sido víctima de ataques terroristas”, afirmó a Efe Lilia Gallo, una maestra jubilada.
“Cuba siempre ha defendido los derechos de la humanidad y sin embargo lo acusaban injustamente de algo que no es cierto”, indicó Juan Luis Hernández, trabajador en unas salas de cine de La Habana, que prefiere esperar a ver si el Congreso ratifica la decisión.
Más escéptico es Fran, un jubilado de 70 años que considera que se trata de “una estrategia más” de EE.UU. para cambiar el sistema socialista de Cuba, algo que no han conseguido “en más de 50 años de Revolución, resistencia y sacrificios”.
El anuncio de Obama también ha sido bien acogido por el equipo negociador de paz de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana, que consideró que se trata de una “posición sensata” de EEUU “en dirección de generar un clima de paz en el continente”.
Precisamente, las razones de Estados Unidos para mantener en los últimos años a Cuba en la lista, en la que compartía espacio únicamente con Irán, Sudán y Siria, son su presunta acogida de miembros de las Farc y de la organización terrorista vasca ETA, además de algunos fugitivos de la justicia estadounidense.
La inclusión de Cuba en la lista se sustentó en “la política de cambio de régimen” que Washington impulsó durante décadas y “vinculó esa política ilegal con algo tan legítimo como es la lucha contra el terrorismo”, señaló a Efe Jorge de Armas, director de CAFE (Cuban Americans for Engagement), organización del exilio que aboga desde hace años por una relación cordial entre los dos países.
A su juicio, la presencia de la isla en esa lista se debe a “un uso político vil” de la misma por parte del presidente Ronald Reagan (1981-1989), que incluyó a Cuba “como favor” por la ayuda que la Fundación Nacional Cubano Americana, organización de exiliados cubanos en Miami, le brindó en la lucha contra los movimientos guerrilleros de Centroamérica.
“Cuba fue designada patrocinadora del terrorismo porque aquellos que ayudaron a fomentar la contraguerrilla y la lucha contra los movimientos de liberación nacional en América Latina así lo exigieron”, subrayó.
La principal razón para mantener a Cuba en esa lista durante más de 30 años ha sido, más que la ayuda directa a grupos terroristas, “la falta de cooperación con los acuerdos regionales o globales encabezados por EE.UU. para combatir actividades terroristas”, explicó a Efe el director del Instituto de Estudios sobre Cuba de la Universidad de Florida, Jorge Duany.
“Incluso en ese punto, los informes recientes del Departamento de Estado reconocían que Cuba se ha unido a esa lucha adoptando medidas más estrictas para prevenir el lavado de dinero de organizaciones terroristas”, indicó.
La designación de Cuba como país patrocinador del terrorismo “agrava las sanciones económicas del embargo estadounidense, codificadas en la Ley Helms-Burton, ya que aumenta las restricciones a los bancos estadounidenses interesados en hacer negocios con Cuba y penaliza aún más a aquellas personas y países que tengan relaciones comerciales con la isla”, aclaró.
La luz verde del presidente Obama a la salida de Cuba de esa lista negra del terrorismo supone el primer paso sustancial y tangible en el acercamiento diplomático entre La Habana y Washington anunciado el pasado 17 de diciembre.