María Elena Moreno, memlaverdad@gmail.com.- A punta de requesón y mortadela ahumada aseguran los consumidores que logran garantizar el relleno de las arepas. Explican que comer queso amarillo o jamón de pierna se volvió un imposible cuando sus precios superaron la barrera de los 4500 bolívares.
En las charcuterías los precios suben a cada rato según informan los encargados a quienes las razones que les dan van desde la falta de conservantes hasta la escasez de leche. Enrique Cordero, charcutero del oeste, señala que esta alza de precios ha mermado las ventas en más de 80%.
“Pedimos menos barras de jamón y queso porque la gente compra poco, ya ni el recorte de charcutería lo piden porque está en 2600 bolívares el kilo. Lo que siempre piden son cuando mucho 1000 bolívares de cada cosa”.
Explica que los altos precios de las bandejas los asfixian pero han tenido que comprarlas porque “la presencia vale mucho además se conserva mejor todo”.
“Rasguñando logramos garantizar las papas en la mesa”
Las amas de casa por su parte exponen que tener un desayuno y cena con charcutería se volvió un imposible en tiempos de crisis. Alicia Mendoza comenta que “de a poquito rellenamos los panes y las arepas porque no alcanza para estar comprando en gran cantidad”.
Se queja de que ni siquiera puede resolver la falta de lácteos con huevos o enlatados pues sus precios están sobre los 2800 y 2500 bolívares respectivamente. “Antes comer siempre huevos era considerado de pobre pero ahora freírse uno es un lujo”.
Mireya Ramos agrega de manera espontánea que el venezolano se está acostumbrando a “rasguñar” y hacer malabares para garantizar las tres papas en la mesa. Asegura que comprar queso amarillo o salchichón es un lujo que ya pocos pueden darse.
“Uno resuelve con puro queso duro o el que llaman llanero que es relativamente más barato. Uno no puede darse gustos como antes que compraba todo tipo de queso” dice. /MEM