Consternación por muerte de niño electrocutado en poste del aeropuerto
*El suceso ocurrió el domingo en la noche
Amy Torres
La alegría y la sonrisa de Yohander Gregorio Sierra Araujo, de tan solo siete años de edad, se apagó de golpe. El pequeño, que era el menor de tres hermanos (un varón de 20 años, una niña de 11 y él), murió tras recibir una descarga eléctrica el pasado domingo a las 9:00 pm, cuando tocó uno de los postes en las adyacencias del estacionamiento de la terminal internacional del Aeropuerto de Maiquetía.
“Mi niño no salía ni siquiera al pasillo. Siempre medía el peligro. ¡Ay, Dios mío, qué dolor!”, expresó destrozada su madre, Evelin Araujo, quien tiene 39 semanas de gestación.
Flanqueada de varias vecinas del urbanismo Brisas de Maiquetía, donde llegó en 2011, recordó a su tercer hijo no era inquieto ni mucho menos jurungón. “Soy de las que piensa: mis hijos en mi casa. Ni para el aeropuerto salían. No tenía para darle muchas cosas materiales, pero sí mucho amor y sobre todo valores. Mi niño era tranquilo. Nunca estaba triste. Era la alegría de esta casa”.
Aquel fatídico domingo el estudiante, que fue promovido con excelentes calificaciones a segundo en la UE Guaracarumbo, acompañó a su padre y a su padrino que iban a sacar dinero en los cajeros del aeropuerto.
De regreso, Yohander venía un poco rezagado del grupo, cuando se agarró de la estructura. Fue su padrino quien al voltear notó que el niño estaba como convulsionando, temblando y lo agarró. En ese momento fue bombeado por la corriente. Cayó en medio de la carretera.
Desesperado, su padre lo tomó por el pecho y fue así como pudo despegarlo del poste. Producto de la misma descarga cayó justo al lado de la estructura, donde está una alcantarilla sin tapa y con cables al descubierto.
Aunque fue llevado por un vecino al hospitalito de Catia la Mar, de allí fue remitido al hospital Periférico de Pariata. Allí estuvo recluido en terapia intensiva hasta que falleció la tarde de este lunes.
Un tío, entre lágrimas, manifestó: “Él era mi profesor. Decía que iba a enseñar a su hermanita (que está por nacer) a leer. Era un niño noble, que compartía lo que tenía. De grande quería ser mecánico y cuidar el planeta”.
Maletero informal también recibió “un corrientazo”
Ese mismo domingo, pero a las 6:00 pm, José Argenis Pérez, quien trabaja como maletero informal en el aeropuerto, se disponía a tomar un descanso junto a otros compañeros de trabajo, por lo que se sentó en una baranda y se apoyó en el poste.
“Nadie me creía, pero me dio un corrientazo durísimo que me paré de golpe. Si a mí me dio duro, qué será para ese niño inocente”.
Alcantarillas sin tapa son el pan de cada día
En medio de la trágica noticia, el padre del niño acudió al Instituto Aeropuerto de Maiquetía (IAIM), pero le pidieron que debía formular la denuncia por escrito. Sin embargo, el personal del ente fue visto ese lunes haciendo algunas reparaciones en el poste, por lo que estarían alterando el lugar del suceso.
Al problema del poste, se suman las alcantarillas al descubierto. Justamente el jueves pasado un vecino del urbanismo se clavó el pico de una botella de malta que llevaba en su mano al caer en una de estas estructuras.
Una vecina, de nombre Yesi, se quejó de que las autoridades del instituto quieran hacer creer que lo ocurrido con el niño fue negligencia de su padre, cuando son ellos los responsables de todas las áreas comunes del aeropuerto. “Ya ocurrió una desgracia, ahora les preguntamos: ¿qué están esperando para arreglar esto?, ¿una muerte más?, ¿qué caiga otro inocente?”.
Gracias a la coordinadora del urbanismo, Elida González, la Gobernación se hizo cargo de los gastos funerarios.