El Papa Francisco en su homilía pidió diálogo para hacer frente a la “guerra cruel e insensata que amenaza al mundo”
La liturgia por la paz se celebró al mismo tiempo en la Basílica de San Pedro del Vaticano y en Fátima (Portugal), donde Francisco envió al limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski. Pero además el Papa había pedido en una carta a todos los obispos y los fieles del mundo que se unieran al acto.
“La guerra atroz que se ha abatido sobre muchos y hace sufrir a todos, provoca en cada uno miedo y aflicción. Experimentamos en nuestro interior un sentido de impotencia y de incapacidad”, señalaba en su homilía durante la Celebración de la Penitencia, a la que asistieron cerca de 3.000 personas en su interior, entre ellos, el embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andriy Yurash; y 2.000 personas fuera de la basílica.
El Papa afirmó que “las seguridades humanas no son suficientes” y se necesita “la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que elimina el mal, desarma el rencor y devuelve la paz al corazón”.
Opinó que las personas por sí mismas no logran “resolver las contradicciones de la historia” ni las del corazón humano, por lo que necesitan “la fuerza sabia y apacible de Dios”.
“Necesitamos el Espíritu de amor que disuelve el odio, apaga el rencor, extingue la avidez y nos despierta de la indiferencia. Necesitamos el amor de Dios porque nuestro amor es precario e insuficiente”, apuntó.
Por eso, “en unión con los obispos y los fieles del mundo”, el Papa deseó “llevar al Corazón inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre”.
Diócesis de La Guaira se unió al llamado
En la parroquia Inmaculado Corazón de María, en Pariata, el obispo Raúl Biord se unió al llamado del Santo Padre de rezar y pedir a la Virgen por el fin de la guerra.
Monseñor presidió la eucaristía con motivo de la consagración de los pueblos de Rusia y Ucrania a la Virgen. Otras parroquias eclesiásticas también celebraron las misas por la consagración.