Laura De Stefano
En una ceremonia privada el clero de la Diócesis de La Guaira celebrará este martes la última misa de exequias del diácono Rafael Carpio en la iglesia San Sebastián de Maiquetía, donde serán depositadas sus cenizas en un columbario.
El 15 de septiembre, día en que la Iglesia universal celebra a Nuestra Señora de Los Dolores, falleció el diácono Rafael Carpio en el hospital San José donde estuvo hospitalizado por un mes por covid-19.
“Dejó este mundo con olor a santidad por su sencillez y humidad. Pionero de los comedores ambulantes de Mamo, Mare Abajo y Maiquetía”, manifestó el padre Alfredo Bustamante, párroco del Sagrado Corazón de Jesús.
Recordó que fue el primer diácono permanente de la Diócesis. Lo ordenó monseñor Francisco de Guruceaga un 29 de julio, día de San Pedro, hace 41 años.
Monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira, agradeció al hospital San José, a sus médicos, enfermeras y a la comunidad de las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía que más que lo cuidaron, lo veneraron en su cuidado. “Siervo bueno y fiel pasa al banquete de tu Señor, Mateo 25-21”.
Recorrido por los templos
El presbítero Bustamante informó que las cenizas del diácono recorrió las parroquias donde sirvió. “Se realizó bajo estricto protocolo de bioseguridad en un aforo totalmente reducido y en ceremonias semiprivadas para evitar la aglomeración de personas, porque Carpio era muy conocido”.
Empezaron en la iglesia San Sebastián donde el obispo Biord celebró una misa acompañado por los padres José Martín Vega, párroco de Maiquetía, Germani Silva, vicario, Jesús Fernández de Montesano y José Daniel Dalos, vicerrector del Seminario San Pedro Apóstol junto a los diáconos Rubén Perdomo y Félix Rubén
El 17 de septiembre sus cenizas fueron a Pariata y Mare Abajo donde el padre Honorio Herrera presidió la Eucaristía. El 18 fue a Mamo, Catia la Mar, lugar donde residía. Allí el padre José Rafael, párroco de San José Obrero, celebró dos misas.
El domingo 19, en la iglesia de Maiquetía hubo un oficio religioso con los más allegados de la comunidad franciscana. Este lunes en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús se celebraron misas en la mañana con la feligresía de Mirabal y Zamora, y en la tarde con los de la Páez porque allí Carpio sirvió por 18 años con monseñor Luis Maldonado. La Eucaristía fue presidida por los padres Ángel Colmenares y Alfredo Bustamante.
Josander Borrell, ahijado y criado por Carpio hace 32 años, lo recuerda como una persona muy entregada y pendiente de los menos favorecidos. “Le gustaba cuidar a los niños de bajos recursos y era fanático de hacer comedores. Las personas cuando lo veían venir con su jeep blanco lo seguían y le gritaban padre, y él siempre les regalaba azúcar”.
Dijo que fue un hombre dinámico y optimista, a pesar de sus problemas de salud. Rezaba todas las noches y su deseo era poder pararse para volver con los comedores. “Nos daba palabras de aliento, nunca fue una persona de malos pensamientos y siempre estuvo pendiente de ayudar aunque no contara con recursos económicos”.