Leonel Rodríguez es uno de los 200 jóvenes en la zona del Caribe que tienen como rutina diaria montarse en una tripa y salir a pescar.
«Antes trabajaba en una cisterna y me pagaban $10 a la semana, que no me alcanzaban para mantener a mi hija. Ahora con esta pesca artesanal hago diariamente entre $10 y $20, aunque no siempre nos dejan vender el pescado al llegar a tierra».
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Dijo que cuentan con los insumos básicos para la pesca y montados sobre la tripa se alejan mar adentro unas 5 millas.
Comentó que estuvo en Perú por dos años y que allá aprendió algunas técnicas de pesca artesanal «que son un importante aporte para el pueblo peruano y que no hemos sabido valorar en nuestro país».
Espera tener mejores condiciones para dedicarse a la pesca con su propia embarcación, pero eso depende del apoyo de las autoridades.LL/jd