Como un abuso y atropello catalogan los varguenses la práctica del bachaqueo. Explican que muchas de los individuos que tienen esta practica como empleo, se aprovechan de la necesidad de las personas para especular y vender los productos hasta cinco veces más caro que lo estipulado por el Gobierno.
Coinciden en que la regulación por cédula en la red pública ayuda a disminuir el grupo de hombres y mujeres que se lucran con esta actividad, pero en los supermercados sigue el abuso. “Creo que lo que deben hacer si se dan cuenta que no son mayoristas ni bodegueros permisados es llamar a los cuerpos de seguridad para que le expropien la mercancía, si reinciden deberían ponerlos a la orden del Ministerio Público porque de forma indirecta esta es una manera de robar al pueblo”, explicó José Luis Ortega.
“Muchas veces son los mismos quienes compran. Es difícil controlar las compras excesivas de los revendedores, pero deben encontrar la manera. No sé cuál es la mejor salida, sin embargo deben buscar una medida efectiva”, asegura María Pulido.
La mayoría de los bachaqueros triplican el precio, más que todo de los pañales, café, leche en polvo y harina de maíz. “Lo que se consigue menos en los negocios siempre es lo más caro. He pagado la bolsa de detergente más pequeña en Bs. 120, un aceite vegetal en Bs. 70 y la leche en polvo a Bs. 240. Todos con el precio regulado marcado. Deben castigarlos, pues le ganan demasiado. Con la excusa de que se calan la cola ponen unos precios por las nubes. Si el sueldo se queda corto para comprar a regulado, imagínate a los bachaqueros”, señaló Yeni Rodríguez. /MEM/ep/Foto: Nelvis Galindo