Filtraciones, un techo a punto de caer y baños sin ningún mantenimiento se pueden observar en las instalaciones del principal recinto de arte del estado, el icónico Complejo Cultural Cruz Felipe Iriarte, en Maiquetía, hoy absurdamente abandonado por la autoridad regional y nacional.
Casi nada funciona en este complejo que era orgullo de Vargas y que por eso se le bautizó con el nombre de ese gran valor de nuestra cultura: Complejo Cultural Cruz Felipe Iriarte. Para compensar tantas falencias, el equipo de seguridad del complejo exagera sus funciones y se permite violar el derecho universal a la información, esencial para que haya democracia, e impidió arbitrariamente a los periodistas tomar las fotos para alertar a los altos funcionarios sobre esta grave situación.
El vigilante atropelló el derecho del pueblo a estar informado y del Gobernador y del Ministro de Cultura, a enterarse de cómo trabajan sus funcionarios y cómo están las instituciones bajo su cargo. Sin embargo, nuestra acuciosidad periodística nos permitió burlar la acción violatoria del derecho a obtener la información y trasmitirla a la comunidad.
El deterioro comenzó poco antes de la pandemia, y hasta ahora lo mejor que se ha logrado, es que se organicen mesas de trabajo para hacer el diagnóstico y buscar soluciones, ante los organismos de cultura, para todos los problemas con los que lidian quienes viven la movida cultural que ofrece el centro.
Luisa Flores, madre de una pequeña estudiante de danza, comentó: «Preocupa mucho las condiciones en las que está el lugar, ir a los baños es una odisea absoluta, ya que el desaseo lo hace un lugar hasta peligroso para la salud de quienes tienen un olfato nulo que les permita entrar a esa cosa. Tanto uno como los niños aguantamos las ganas de orinar por miedo a contagiarnos de una infección”.
De igual forma, se aprecia el descuido con el cual están presentadas las pocas pinturas expuestas. Han desaparecido las esculturas, las representaciones plásticas y, demás, ir al complejo es una tragedia desde el punto de vista artístico, puesto que no se le respeta ni se le reconoce como merece.
Por ejemplo, el lugar es sede de la Orquesta Regional que pertenece al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela, y los muchachos tienen ensayos en una sala sin aire acondicionado. El auditorio donde practica el coro e iniciación musical tampoco cuenta con aire ni siquiera buena ventilación.
“Es terrible. Aquí los niños sufren por el calor, los pobres se sofocan y en ocasiones algunos se han desmayado durante los ensayos, pero es por la misma razón de espacios abandonados, que no están nada adecuados para llevar a cabo actividades culturales”, dijo una madre quien prefirió no ser identificada.
Artistas, trabajadores, docentes y estudiantes esperan que pronto el complejo cultural que lleva el nombre del insigne de Cruz Felipe Iriarte, recupere su esencia y esplendor de años anteriores; que sus espacios sean dignos de los grandes artistas del estado y que pueda ser de nuevo una referencia cultural para quienes decidan hacer turismo en La Guaira./jd
Fotos:
Foto1: Exigen su pronta recuperación
Foto2: Visitantes y trabajadores temen por su seguridad debido al deterioro del techo
Foto3: Madres y estudiantes aguantan las ganas, pues los baños están pestilentes
Foto4: Hasta cuando caminas por los pasillos observas la crisis
Foto5: Los ensayos del Sistema de Orquestas se realizan en un auditorio que no tiene aireunque el equipo de seguridad del complejo negó arbitrariamente a los periodistas poder tomar fotos, nuestra acuciosidad periodística nos permitió burlar la acción violatoria del derecho a obtener la inoformaciónfuentes cercanas hicieron llegar las gráficas necesarias para lograr evidenciar el abandono que presenta la infraestructura.
Los trabajadores aseguraron que el deterioro comenzó poco antes de la pandemia, puesto que desde entonces no le han realizado ninguna mejora. Además, confirmaron que esta semana comienzan las reuniones que buscan soluciones para todos los problemas con lo que lidian quienes viven la movida cultural que ofrece el centro.
Luisa Flores, madre de una pequeña estudiante de danza, comentó: «Preocupa mucho las condiciones en las que está el lugar, ir a los baños es una odisea absoluta, ya que el desaseo lo hace un lugar hasta peligroso para la salud de quienes tienen un olfato nulo que les permita entrar a esa cosa. Tanto uno como los niños aguantamos las ganas de orinar por miedo a contagiarnos de una infección”.
De igual forma, se aprecia el descuido con el cual están presentadas las pocas pinturas expuestas. Han desaparecido las esculturas, las representaciones plásticas y, demás, ir al complejo es una tragedia desde el punto de vista artístico, puesto que no se le respeta ni se le reconoce como merece.
Por ejemplo, el lugar es sede de la Orquesta Regional que pertenece al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Venezuela, y los muchachos tienen ensayos en una sala sin aire acondicionado. El auditorio donde practica el coro e iniciación musical tampoco cuenta con aire ni siquiera buena ventilación.
“Es terrible. Aquí los niños sufren por el calor, los pobres se sofocan y en ocasiones algunos se han desmayado durante los ensayos, pero es por la misma razón de espacios abandonados, que no están nada adecuados para llevar a cabo actividades culturales”, dijo una madre quien prefirió no ser identificada.
Artistas, trabajadores, docentes y estudiantes esperan que pronto el complejo vuelva a recuperar la esencia de años anteriores, que sus espacios sean dignos de los grandes artistas del estado y que pueda ser de nuevo una referencia cultural para quienes decidan hacer turismo en La Guaira./jd
Gabriel Hernández
gabrielhernandezq@gmail.com
Fotos:
Foto1: Exigen su pronta recuperación
Foto2: Visitantes y trabajadores temen por su seguridad debido al deterioro del techo
Foto3: Madres y estudiantes aguantan las ganas, pues los baños están pestilentes
Foto4: Hasta cuando caminas por los pasillos observas la crisis
Foto5: Los ensayos del Sistema de Orquestas se realizan en un auditorio que no tiene aire
Por Gabriel Hernández