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Comercios del este llevan dos semanas sin Alimentos Polar

Naiguatareños tienen seis días a las afueras de los locales

Madrugonazos en vano son los que han tenido que vivir los habitantes de la zona este, quienes se han quedado “con los crespos hechos” ante la paralización repentina de los despachos de Alimentos Polar. Explican que tienen dos semanas montando cacería en los locales comerciales donde no se deja ver ni un kilo de harina PAN.

En Caribe, los pasilleros y encargados de los locales manifiestan que solo han recibido artículos de limpieza, pero no comida. Esta situación se ha repetido en las parroquias del centro y este del estado donde las colas son exorbitantes.

Los vecinos de la parroquia Naiguatá aseguran que ya suman más de seis días de vigilia frente a los supermercados porque les preocupa que al continuar el cronograma de manifestaciones se agudice la escasez. Así lo señaló Rosa García, quien fue enfática al decir que la “situación es fatal” y que desde hace unos meses los despachos son cada vez más chucutos.

“Esperamos martes, miércoles y jueves en estas últimas dos semanas sin resultado positivo. El pueblo está pasando hambre porque nos llega la bolsa una vez al mes y resolvíamos con lo poco que llegaba a los comercios, pero ya ni eso”. Agregó que es un clamor general el deseo de pasar nuevamente a la atención de Mercal.

Explicó que esas bolsas vienen más “resueltas” y no se ven afectadas por manifestaciones. “La falta de comida es crítica y no podemos continuar así. Tengo 61 años y ando zanqueando desesperada, además cuando se digna a aparecer el camión salen de todos lados los bachaqueros que son una de las razones por las que no piso terreno ajeno sino que me quedo en mi zona. Es peligroso desplazarse a otro sitio donde ellos tienen su rosca”.

Bachaqueros vienen de otros estados

Hay estructuras de bachaqueros tan organizadas que ofrecen el viaje en autobús desde Los Teques, Guarenas y San Antonio de Los Altos con destino al supermercado Río Mar. Así lo han denunciado los naiguatareños, quienes alegan que los jueves, cuando generalmente llegan artículos, son testigos de peleas incluso con armas blancas entre personas que ellos no han visto en el pueblo.

Luisa García detalló que en las últimas semanas los habitantes han tenido que resolver la falta de arroz, pasta y harina con verduras. “Todos comemos plátano y yuca sancochada para bandearnos, aunque ya se ha vuelto realmente caro”.

Comentó que cuando corre con suerte logra comprar los dos panes que venden a cambio de varias horas de cola. “Nos lanzamos a la calle de madrugada porque es la única esperanza que tenemos. Yo no voy al Caribe u otros sectores porque sería más gasto. En esta cola traemos la comida y la hidratación”. /jd

 

 

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