Debido a que sus comercios no se encuentran dentro de la lista de los que pueden abrir durante la radicalización o la flexibilización, muchos han optado por cambiar de ramo y vender artículos de primera necesidad.
Como las licorerías, ya que algunas tienen una patente que les permite vender alimentos, pero deben retirar las bebidas alcohólicas de los estantes.
“Quienes no posean este permiso pueden ser multados y hasta cerrados por parte de la Sundde, ente responsable en el estado de hacer las verificaciones pertinentes en estos estos casos”, dijo uno de los comerciantes consultados.
“Tenemos conocimiento de que han sido sancionados algunos establecimientos que se ponen a trabajar con rubros que no tienen permitidos”.RM/jd