María Elena Moreno, memlaverdad@gmail.com.- A punto de paralización aseguran estar los pequeños comerciantes, a quienes la acelerada inflación no se las ha puesto fácil. Explican que invertir en mercancía se ha vuelto cuesta arriba con los aumentos casi diarios de los mayoristas. Pese a la temporada decembrina, señalan una caída de ventas superior al 80%.
En el Mercado Cacique Maiquetía, el panorama que se ofrece al usuario son locales cerrados. Hay quienes no regresaron más y quienes abren a veces, pues trabajar se ha convertido en pérdida, más que en ganancia. “Ya tenemos más de 100 puestos cerrados definitivamente, pues se les hizo insostenible el negocio. Yo tengo más de un mes sin abrir y no sé si lo haga. No hay dinero para reponer inventario y si con esfuerzo se logra tampoco hay garantía de ver ganancias”, dijo Janeth Bello, vocera de contraloría del mercado.
Explica que todos los rubros se han visto afectados y que en el área de comida el cierre superó el 50%. “De 19 puestos activos solo quedan unos seis. Los compañeros deben comprar a revendedores, aumentan el plato y los clientes no compran”.
Atropellos de la Sundde y facturas “chimbas”
Los concesionarios desesperados realizaron una asamblea, donde denunciaron a algunos representantes de la Sundde alegando que los mismos deben inspeccionar a los mayoristas. “Caen aquí, de muy mala gana, con atropellos, mandándonos a bajar todo. No respetan los recibos que nos entregan. Cómo venderemos al precio que nos exigen si todas las semanas nos aumentan”, expresó Ana Camacho.
Aseguran que no pueden ser catalogados de culpables cuando a ellos mismos se les especula en los grandes almacenes. “De una semana a otra nos aumentan hasta el doble. Tengo 20 años vendiendo y es primera vez que me encuentro de manos atadas”, agregó Francis Capote.
Además de los atropellos y las alzas constantes, aseguran tener que lidiar con las facturas chimbas que les entregan los proveedores. “Son notas de entrega o palabras anotadas en un papel. No es un documento legal con el que realmente se pueda uno respaldar, pero igual deben respetar que compramos caro y caerle a los verdaderos abusadores”, destacó Camacho.
Que se les deje de tratar como a delincuentes, es lo que piden estos trabajadores, que en una semana buena no venden más de tres piezas. “Sí habrá quienes incurren en especulación, pero no somos todos. Deben respetarnos”.
Grupo descapitalizado
En los últimos meses, la aprobación de créditos bancarios fue el medio utilizado para sobrevivir, sin embargo, con las alzas diarias aseguran estar descapitalizados. “Ni que nos presten cientos de millones alcanza. Lo que solicito hoy al banco ya la semana que viene está desfasado. Hay compañeros que con 400 mil bolívares no traen ni un saco de ropa”, señaló Bello.
Sacando de otro lado para reponer prendas puntuales, es lo que estuvieron haciendo muchos, que dejaron de pagar empleado pues el bolsillo no da. En su mayoría esperan que las Navidades para ellos sean felices y se activen las ventas. /MEM/ar