Después de una semana de descanso, por las vacaciones escolares, el equipo de voluntarias del comedor parroquial Santa Ana en El Cojo retomó con brío sus actividades para atender a 100 niños, entre los 2 y 12 años de edad, que acuden allí de lunes a jueves.
Aunque el comedor fue concebido para atender a niños bajos en peso y talla del programa Samán de Cáritas, también le dan preferencia a las embarazadas y adultos mayores que hacen un total de 40 personas beneficiadas con un plato de comida acompañado por un vaso de jugo natural.
“Desde la 6:00 de la mañana un gran voluntariado de bellas damas se dan a la tarea de preparar esos ricos y variados almuerzos”, manifestó Nelson Galvis que recalcó que el comedor es importante sobre todo en estos momentos de crisis. “Los que allí trabajan buscan que siempre esté activo”.
Las voluntarias son la supervisora Livia Rodríguez, Margarita Maldonado, Maritza Gandica, Enma Méndez, Aura García, Zenaida Clotet, Tibisay Alfaro, Mary Moreno, Nancy Rosales, Mary Romero, y Aída de Siso, todas ellas bajo las órdenes del coordinador general, el vicario Francisco Manzo, responsable de muchas de las actividades del mantenimiento del comedor Santa Ana..
“Un reconocimiento muy especial a monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira, y al párroco de San Bartolomé de Macuto, el padre Rafael Troconis, por todo el apoyo brindado para dar continuidad a esta gran labor social sobre todo en estos momentos muy difíciles para el país. El comedor Caritas del Salón Santa Ana se mantiene por donaciones que hacen muchos particulares y por la diócesis”.
Este miércoles, durante el almuerzo, los niños les cantaron a la voluntaria Aura García el feliz cumpleaños por cumplir 79 años de edad.
Nació con las ollas solidarias
Galvis destacó el comedor Santa Ana ha realizado diferentes festejos para los niños y sus familias. La más reciente fue un paseo a la playa con almuerzo incluido por las vacaciones escolares.
También celebran del Día del Niño con una fiesta donde, además de tortas y perros calientes, entregan cotillones y juguetes. En Navidad se le hace una cena típica con hallacas, pan de jamón, refrescos y chocolate todo acompañado con música decembrina. Para esa ocasión se les entrega a cada niño un regalo.
Recordó Galvis que comenzaron con el programa de las ollas solidarias. “Íbamos a diferentes lugares de Macauto y preparábamos un hervido o sopa que contenía todos los nutrientes. Se invitaban a las madres con sus hijos y se realizaba un operativo de peso y talla para saber el grado de desnutrición de los niños. Muchas veces nos acompañaba un médico para evaluar la salud de los infantes”.