Los colectores de las busetas de transporte público hicieron llegar su molestia tras pagar $7 a la alcaldía para que se les permitiera trabajar pero del uniforme prometido nada.
Este grupo que superan los 300 recientemente fueron conminados a mejorar su su trato con los usuarios y usar uniforme para generar confianza.
A un mes los muchachos siguen usando sus indumentaria personal «es posible que nos obliguen a pagar $15 por una franela y empiece de nuevo la cacería de brujas».
Comentó que están en estas labores porque en Vargas las oportunidades de empleo para la juventud es casi nula.