Chile comenzó este domingo el conteo de votos en las elecciones presidenciales más decisivas e inciertas de su historia reciente, a la espera de que cierren algunos de los más de 2.800 locales que aún registran filas y que por ley deben permanecer abiertos mientras haya electores dentro.
Más de 15 millones de ciudadanos fueron llamados a votar desde las 8:00 am hasta las 6:00 pm para elegir al sucesor del actual mandatario, el conservador Sebastián Piñera, y renovar totalmente la Cámara de Diputados y parcialmente el Senado.
Según los últimos sondeos, ninguno de los siete presidenciables se impondría en primera vuelta y pasarían al balotaje el 19 de diciembre el diputado de izquierda Gabriel Boric y el ultraderechista José Antonio Kast.
Pese a ello, los expertos coinciden en que estas son las elecciones más abiertas de las últimas décadas y que también tendrían posibilidades el candidato de la derecha oficialista, el exministro Sebastián Sichel, y la democratacristiana Yasna Provoste.
«Estas elecciones no se tratan de una persona, se trata de un proyecto colectivo (…) y de que seamos capaces de construir un Chile digno», indicó Boric, quien se hizo popular hace una década como líder estudiantil y es la carta presidencial de la coalición Apruebo Dignidad, integrada por el Frente Amplio y el Partido Comunista.
Kast, un abogado católico con un fuerte discurso antiinmigración y la carta del Partido Republicano, aseguró que esta es una elección «crucial» para el futuro del país. «Hagan sentir con fuerza su decisión (…) Sigamos trabajando por un Chile libre y en paz».
La votación es interpretada por los expertos como el enfrentamiento entre dos modelos, uno que busca mantener el status quo y otro, partidario de cambios y de mayor igualdad, clamores que se hicieron presentes durante las crisis social de 2019.
Elisa Loncón, la académica indígena que preside la convención que redacta la nueva carta magna, ideada precisamente para suavizar las masivas protestas, aseguró que «no da lo mismo quién gane. Quien se instale hoy (o en segunda vuelta) será un Gobierno de transición que en el futuro tendrá que ver cómo implementa la nueva Constitución», reivindicó.
La participación es uno de los grandes interrogantes de la jornada, que transcurrió sin incidentes, pero con largas filas y aglomeraciones pese al calor extenuante.
Desde que el voto dejó de ser obligatorio en Chile en 2012, ninguna elección ha superado el 50% del padrón, a excepción del plebiscito del pasado octubre, cuando sufragó el 50,9%.