María Elena Moreno, memlaverdad@gmail.com.- Con el kilo en canal a Bs. 750, a los carniceros del Mercado Comunitario de Catia la Mar se les hace cuesta arriba acatar la regulación. Solo la cara es la que se consigue con los proveedores, quienes les comentan que en los mataderos no dejan de aumentar. Que se hagan los enlaces con Sunagro, o al menos tomen en cuenta las facturas a la hora de las inspecciones, es la solicitud que hacen.
“Seguimos trabajando, a pesar de las inspecciones, porque tenemos familias que alimentar. Es nuestro sustento el que se ha viso afectado por las fiscalizaciones. Aún con factura en mano donde ven que pagamos el triple de la regulación, nos obligan a bajar los precios. Pedimos que vayan a los mataderos, donde realmente está la rosca. Nadie trabajará a pérdida”, dijo Rina Valerio.
Insiste en que no están negados a vender carne regulada, siempre y cuando se les despache. “Se consigue la cara, que sube todas las semanas. He tenido que traer menos cantidad, hace varios meses llenaba la nevera hasta con 300 kilos, ahora si traigo 80 es mucho”.
Con los elevados precios al mayor, el corte de primera no se puede vender en menos de 1.300 bolívares. El pollo también subió; regulado a 65 bolívares por la Ley de Precios Justos, no se consigue en las granjas en menos de 390. “Las ventas están regulares, pero no podemos vender en menos, tratamos de mantener los precios”.
Los materiales también están caros
Una inversión de al menos 5.500 bolívares deben hacer solo en bandejas de anime. “Eso no alcanza ni para un fin de semana. Sube siempre, como la bobina de envoplast, que pasó de 2.500 a 10 mil bolívares”.
Además, deben pagar los fletes, que ya ronda los 1.500 bolívares. “Son muchos gastos, si nos garantizan la carne al precio justo no tenemos problema de venderla. De otra manera estamos atados de manos, trabajando con miedo”. /MEM/ar