Carlos Pérez hace escuchar su voz en los Angelinos
El año pasado, durante la pretemporada, el instructor de los Angelinos Steve Soliz y el receptor venezolano Carlos Pérez se reunían cada mañana en un infield improvisado detrás del muro del jardín central del Tempe Diablo Stadium para practicar. No se trataba de recibir lanzamientos ni de hacer tiros, sino de hablar y comunicarse. En otras palabras, Pérez estaba ahí para aprender a dar gritos.
Pérez es tímido y de voz suave, cualidades que no van acorde con el rol de cátcher. Los receptores tienen que expresar sus opiniones en las reuniones del equipo, mantenerse en comunicación constante con los lanzadores y darles órdenes a los jugadores del cuadro interior.
Por lo tanto, en sus sesiones, Soliz inventaba situaciones -«el primer bateador es zurdo», «hombre en primera y segunda sin outs», o «diferencia de una carrera en el noveno inning» – y Pérez gritaba las instrucciones correspondientes.
«Quiero escucharte», Soliz le decía a Pérez. «Quiero que un fanático en la 15ta fila te pueda oír. Eso es lo que hace falta».
«Su confianza es producto de eso», dice Soliz, quien fue coach del bullpen de los Angelinos el año pasado y ahora es instructor de la receptoría del club.
«A medida que se fue volviendo más vocal y vio que los otros jugadores le hacían caso, su confianza aumentó y se convirtió en el receptor que es ahora. Eso le ha permitido recibir mejor los pitcheos, bloquear y tirar la bola y guiar el juego».
La clave es la comunicación
Pérez, de 25 años, se convirtió en receptor apenas unas semanas antes de firmar su primer contrato profesional. A sus 16 años de edad, el oriundo de Valencia asistió a un tryout con los Indios y atrapó elevados en el jardín izquierdo. La Tribu le pidió a Pérez que hiciera algunos tiros a la segunda base desde la receptoría y de un momento a otro, el joven se había convertido en cátcher.
Los Azulejos lo firmaron en enero del 2008. Los Astros lo adquirieron en julio del 2012 y los Angelinos lo agregaron en un canje en noviembre del 2014.
Pérez siempre ha tenido manos suaves y un brazo fuerte. En el transcurso de su carrera, aprendió los matices de bloquear bolas y recibir pitcheos. A medida que fue evolucionando, también comenzó a batear. Pero su personalidad no cambió. Era callado, reservado y le provocaba ansiedad tener que hablar en inglés. No llegó a entender lo importante que es la comunicación para un cátcher hasta que disputó su primera temporada completa de Grandes Ligas en el 2015.
«Para asumir ese rol de líder, tienes que expresarte un poco, hacerte escuchar. Es un reto. Es mi personalidad. Pero me he sentido mucho mejor», expresó el criollo, quien terminó su campaña de novato con promedio de .250 en 283 visitas al plato y se lució a la defensiva, al punto que se perfila como el receptor titular de los serafines para el 2016.