De poco esperanzador calificó la directora nacional de Cáritas de Venezuela, Yaneth Márquez, el primer semestre de 2023, pues aumentaron los niveles de desnutrición infantil que se habían mantenido a raya en el 2022.
“El año pasado estaba mejorando, porque los niños comenzaron a tener más alimentos en sus mesas y había bajado la migración. Pero, en este semestre comenzamos a ver en nuestras casas de paso en la frontera que vuelve a salir la gente, sobre todo papás y mamás que dejan a sus hijos con los abuelos o una hermana mayor”.
Manifestó que es una problemática que vuelve a ponerse sobre el tapete, donde la Iglesia anima a las comunidades a seguir acompañando. Pero, también a hacer incidencia para trabajar en conjunto con los entes a fin de lograr soluciones de fondo y no puntuales.
Destacó que son más de 12 casas de paso que se fundaron para acoger a los colombianos que entraban a Venezuela cuando ese país estaba en crisis por la guerrilla interna. Ahora se transformaron en centros para ayudar a los migrantes venezolanos.
En diciembre del 2022, de 10 que se iban, seis se quedaban y 4 retornaban. En la actualidad de 10 que pasan por allí, 8 se van y solo dos se regresan. Nosotros pensábamos que volvería la gente, porque necesitamos que regresen. Pero, este semestre no ha sido tan esperanzador”.
Yaneth Márquez recordó que la Iglesia, a través de Cáritas, ha estado acompañando a la familia desde el 2015 cuando empezó la crisis con los casos de desnutrición y con los niños dejados atrás.
“Hemos tenido altas y bajas. Tuvimos años con la desnutrición en 15% y 16%, la aguda, que debería estar en 3% o 4,%. Después volvimos a 9-10. Y ahora estamos regresando a valores de 11-12, cosa que nos preocupa”.
Hizo un llamado para que todos los actores se unan a fin de evitar que los niños hipotequen su futuro y puedan solucionar esta problemática, entendiendo que solo con la mejoría de Venezuela solventarán la problemática de fondo
De 0 a 2 años los casos más graves
La directora de Cáritas señaló que ellos han priorizado niños desde cero a 5 años. Sin embargo, han comenzado a tener desnutrición en niños entre 0 y 2 años que son los que no tendrán ningún futuro, así reciban toda la comida, porque es en esta etapa cuando se desarrollan los aspectos neurológicos y las capacidades locomotoras.
“Esto nos dice que el problema viene desde el vientre de la madre. Por eso la Iglesia ha aumentado sus programas. De atender solamente a niños, ahora tenemos programas con embarazadas para evitar que la desnutrición venga desde el embarazo. Si no se atiende en los 1.000 días, esos niños serán los primeros en desertar de las escuelas, los más vulnerables a los virus y los que no tendrán capacidad para llegar a las universidades porque no están formados integralmente y quedan muy limitados, se está arriesgando su futuro”.
De 40 a 600 Cáritas parroquiales
La Directora resalta que durante la pandemia, la cual fue una calamidad, las Cáritas parroquiales se multiplicaran en 1.000.
“Teníamos muy pocas en el 2015, unas 40 y con la crisis económica subieron a 300, pero con covid-19 aumentamos a 600, porque fue la parroquia la protagonista de la atención por todo el temor que había de salir de casa. Fue una esperanza en medio de una tragedia”.
Hay Cáritas en toda Venezuela, pero especialmente en las zonas más necesitadas. De de los muchos programas con que cuenta la ONG, recientemente abrieron uno dedicado a la escucha y acompañamiento de las personas que quedaron solas por la migración, sobre todo las de la tercera edad. “Es estar con ellos en la parroquia, no solo por la necesidad de alimento, sino de diálogo y acompañamiento”.
Reconoció que son muchos los que acuden a las Cáritas por esta situación. “Tenemos centros de la salud donde el tema del suicidio comienza a subir, algo que no se veía en Venezuela. En los dispensarios llegan personas por pánico y depresión. Hoy comienza a existir entre los pobres gente que no quiere vivir o con deseo de suicidarse y la Iglesia hace una acción preferencial contra la indiferencia y la desesperanza. Los acompaña para que tengan de vivir”.
Las Cáritas se mantienen de la ayuda de los pobres, pero también de los proyectos de la empresa privada y de las Cáritas europeas que al ver la crisis en nuestro país han vuelto sus ojos a Venezuela, “no solo sus miradas también nos aportan generosamente su solidaridad”.
Por: Laura De Stefano