*La Diócesis de La Guaira con su plan pastoral se encamina a celebrar sus 50 años
Laura De Stefano.-
Miles de feligreses participaron en la tradicional bendición del mar y en la misa de Resurreción celebrada por el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de la Arquidiócesis de Mérida, junto a los monseñores Raúl Biord, obispo de La Guaira, y Ramiro Díaz, obispo emérito de Machiques, y concelebrada con el clero de la Diócesis en el paseo la Marina de Catia la Mar.
El cardenal Porras señaló que el Domingo de Resurreción es la fiesta principal de todo el año, la cual celebramos en cada misa de los domingos y de la semana. Mientras que la bendición del mar en muchas partes de las costas venezolanas tiene un significado especial porque el agua es fuente de vida, de trabajo, de alimentación y de comunicación. Además viene a cerrar todo el ciclo de la cuaresma y de la Semana Santa.
En Vargas la tradición de bendecir el mar se inició hace más de una decáda por iniciativa de monseñor Mario Lizarazo, cuando era párroco de la iglesia de la Soublette, y continuada por el padre Omar. Desde el nombramiento del actual obispo de La Guaira, en noviembre de 2013, lo vienen organizando las parroquias eclesiásticas de la Zona Pastoral de Catia la Mar.
Este año trece peñeros con más de 15 pescadores abordo salieron con su patrona, la Virgen del Carmen, a recibir la bendición y un grupo de cadetes de la Armada Bolivariana escoltó a Jesús Sacramentado hasta el malecón. En el cortejo el clero estuvo acompañado por el gobernador Jorge Luis García Carneiro, la primera dama María de García, el alcade José Alejandro Terán y su esposa, y demás autoridades.
Más laicos comprometidos
Monseñor Raúl Biord Castillo manifestó su alegría de poder concluir la Semana Mayor con esta fiesta de la Resurreción, “una fiesta que nos reúne delante del mar”.
Recordó que la Semana Santa la iniciaron el sábado pasado con la misa crismal en la Zona Pastoral de la Montaña en Carayaca, donde quisieron celebrarla para que los que viven en las parroquias eclesiásticas de Carayaca, Tarmas, El Junquito y La Peñita pudieran participar.
“Con esto iniciamos un periplo que nos llevará a los 50 años de creación de la Diócesis. En el 2019 la misa crismal será en la parroquia Nuestra Señora del Carmen en la Soublette de Catia la Mar, en el 2020 se trasladará a la parroquia San Francisco de Asís en Naiguatá y en el 2021 se cerrará este intinerario en la Catedral San Pedro Apóstol”.
Agradeció a Dios por los 50 sacerdortes y las 60 religiosas que sirven en 140 templos a lo largo del estado con los distintos movimientos de apostolados para servir al Señor y acompañar al pueblo. Dijo que la Iglesia está presente gracias a tantos misioneros que vinieron de afuera.
“Pedimos al Señor que nos siga enviando sacerdotes misioneros y religiosas como las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, que nos siga enviándonos diaconos como Rafael Carpio. Pero sobre todo les pedimos a Dios que hayan muchos laicos comprometidos desde su familia y sean ejemplos para sus hijos, pero también para la comunidad en los distintos ministerios de la evangelizacion. Porque todos estamos llamados a evangelizar y a construir el reino de Dios”.
Invitó a la feligresía a hacer el bien como lo hizo Jesús que curó a los oprimidos por el mal y entregó su vida por amor a los demás, y por eso Dios no lo abandonó a la muerte sino que lo resucitó. Señaló que hacer el bien significa sanación, consuelo y ayudar a los hermanos más necesitados. “Les pedimos que cada uno de nosotros sea mensajero de la vida y de la esperanza, que anunciemos y construyamos vida con nuestras acciones”.
El agua como fuente de vida
Monseñor Biord destacó que los 200 kilómetros de costa representa para los varguenses una fuente de vida, riqueza y trabajo por el turismo y la pesca, convirtiéndose en una bendición de Dios. “Jesús se crió en Nazaret y de allí bajó al mar de Galilea, donde llamó a sus primeros discípulos a quienes les prometió que serían pescadores de hombres. Su vida estuvo muy ligada al mar así como la de los varguenses. Por eso los pescadores cada 16 de julio pasean a su patrona para pedir que el Señor y la Virgen María les bendiga su faena”.