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Carayaca se revistió de gloria por haber sido sede de la Misa Crismal

*El próximo año la Zona Pastoral de Catia la Mar asumirá la organización

Una gran fiesta de devoción vivieron este sábado los feligreses de Carayaca porque la parroquia San José fue la sede de la Misa Crismal, donde 50 sacerdotes de las 25 parroquias eclesiásticas renovaron sus votos, se consagró el Santo Crisma y se bendijeron los santos óleos.

La misa fue presidida por monseñor Raul Biord Castillo, cuarto obispo diocesano, y concelebrada por monseñor Ramiro Díaz, obispo emérito de Machiques, junto con los presbíteros de la Diócesis en las instalaciones de la escuela Rafael Rangel, donde se congregaron los fieles.

Esta celebración se realiza cada Jueves Santos en la Catedral San Pedro Apóstol, pero motivado a que en el 2020 se cumplirá 50 aniversario de la fundación de la Diócesis de La Guaira, el obispo Raúl Biord, en conjunto con el clero diocesano, decidió trasladarla cada año que antecede a esa fecha a las diferentes Zonas Pastorales, iniciando con la Zona Pastoral de la Montaña.

Obsequios a los sacerdotes

La Misa Crismal es la celebración en la que se consagra el Santo Crisma y se bendice además los restantes aceites. La palabra crisma proviene de latín chrisma, que significa unción. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones.

Al momento de renovar las promesas sacerdotales del clero de La Guaira, Biord les obsequio a cada uno un ejemplar del Libro “El Sacerdocio”, escrito por monseñor Mario Moronta. Además, presentó a los laicos que se están preparando como candidatos a los ministerios estables.

Patrimonio Viviente del estado Vargas

 La feligresía de la Zona Pastoral de la Montaña, que comprenden las parroquias eclesiásticas Nuestra Señora de Las Mercedes del Junquito, San Isidro Labrador de La Peñita, Nuestra Señora de La Candelaria de Tarmas y la Parroquia anfitriona, se lucieron en preparación de esta importante acción litúrgica al unificar los coros con Las Voces Risueñas de Carayaca. También con la recepción de bienvenida a cargo de un grupo de niños.

Tirsa Álvarez, patrimonio cultural viviente del estado, fue la gran sorpresa de la celebración eucarística, porque fue la encargada de cantar el Oh Redentoris al estilo musical que la ha caracterizado desde hace más de 60 años: el ritmo de aguinaldo.

Vestida con su traje típico y con su muy melodiosa voz, hizo vibrar los corazones de los caracayeros, haciéndoles brotar lágrimas de emoción al verla cantar cuando se recibieron las vasijas con los aceites que fueron consagrados y bendecidos. Los padres Ángel Colmenares, Jorge Peña y Juan francisco Sánchez, los sacerdotes más jóvenes de la Diócesis, fueron los encargados de entronizaron las vasijas.

Manifestó sentirse muy horanda al haber sido elegida para cantar el Oh Redentoris, el cual fue traducido del latín al español. Flor Pérez, de Las Voces Risueñas de Carayaca, le adaptó una música especial para ese gran acontecimiento.

Una delegación de laicos de la Zona Pastoral de Catia La Mar, con banderas de colores y acompañados con sus nuevos párrocos, sorprendió a la asamblea cuando fue llamada por el obispo para que asumiera la sede de la Misa Crismal en 2019.

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