“Estando en Cali, Colombia, me tocó caminar 17 días porque no tenía recursos y gracias a Migración Colombia que nos dio alimentos e insumos de higiene logré llegar a la frontera”, expresó Reinaldo Suarez, residente de Catia La Mar, quien tenía más de dos años en Colombia, a donde fue a buscar a su hijo de 20 años.
«Tuve que agarrar mi morral y venirme. Mi hijo se decidió después y nos reencontramos en un refugio en Colombia a los dos días. Solo los dos caminábamos de madrugada y nos ayudamos con papelón para resistir. Dormíamos en las zanjas y de noche solo se veía la línea blanca de la carretera. Estábamos en riego porque incluso hay bandas que roban a los venezolanos por esas zonas».
Al referirse a la atención que tuvo por parte de Venezuela, dijo que al pasar la frontera por un lugar llamado Tienditas, la situación se complicó. “Estuvimos en un refugio llamado Cipriano Castro que está ubicado en Ureña. Nos atendieron muy mal por la mala calidad de la comida y no teníamos medidas sanitarias para evitar el Covid-19 . Al lugar llegaban los insumos y no se lo distribuían a los del refugio porque se perdían”.
Informó que eran 192 venezolanos quienes se encontraban en ese refugio y que estuvieron sobreviviendo y cocinando ellos mismos porque la comida no era buena. “Cuando nos trajeron a Los Caracas solo esperábamos por la firma porque ya teníamos todos los exámenes negativos. Ahí estuvimos siete días”.
A Los Caracas solo llegaron 4 del grupo porque los demás fueron enviados a Caracas, Zulia, Carabobo, entre otros estados, que era su lugar de origen. LL/jd