Cabrera: Me quité un gran peso de encima
Considerando todos los jonrones que ha dado Miguel Cabrera durante 19 temporadas, el número 500 pareció el resumen perfecto de su increíble carrera en las Grandes Ligas al sacarle un pitcheo afuera hacia la banda contraria a Steven Matz, en la victoria de los Tigres de Detroit el domingo en Toronto sobre los Azulejos.
Cabrera se convirtió en el decimoctavo jugador en llegar al medio millar de cuadrangulares en las Mayores, el primer criollo, el primero desde David Ortiz en 2015, el primer miembro de los Tigres y el sexto nacido fuera de Estados Unidos, junto a los dominicanos Ortiz, Albert Pujols, Sammy Sosa y Manny Ramírez y el cubano Rafael Palmeiro.
El Día para Celebrar a Miguel
El logro de Cabrera no ha pasado desapercibido y los Tigres tienen planeado rendirle un homenaje en Comerica Park el viernes 24 de septiembre: «El Día para Celebrar a Miguel».
Lo que hace no mucho tiempo parecía un hito que tomaría cerca de una temporada completa para que Cabrera pudiese alcanzarlo, terminó cayendo 6 semanas antes del fin de la ronda regular. La búsqueda de ese último bambinazo había sido la historia de los Tigres en la última estadía en casa, llevando al estadio más público que nunca esta temporada y con el jardín derecho lleno de fanáticos ansiosos de atrapar uno de los clásicos jonrones de Cabrera hacia la banda contraria.
Cabrera admitió que sintió presión. Pasó 8 juegos sin dar jonrones luego de sacar el 499 de su carrera en Baltimore y se fue de 31-4 hasta que se paró en el plato con un out en el sexto inning y los Tigres abajo 1-0 la tarde del domingo en Toronto.
Difícil botarla en Detroit
«La semana pasada en Detroit fue dura. Fue la primera vez en 5, 6 años que veo la gente con esa emoción y esa energía», dijo. «Fue bonito ver a tantos fanáticos y esa energía otra vez en Comerica Park. Había muchas cosas pasando por mi mente, porque quería hacerlo en Detroit. Pero es difícil dar jonrones allá».
Matz inició el turno ante Cabrera con dos sinkers a 94 mph. En cuenta de 1-1, trató de cambiar la velocidad y hacer que Cabrera se fuera con un cambio alejado del plato. Pero el swing del maracayero hacia la banda contraria conectó la pelota con fuerza, aunque no estaba tan seguro de que saldría del parque.
«Cuando la bateé, me dije: vamos, sube, sube. Pero yo juego en Comerica, así que cada fly hacia ese lado es out», dijo Cabrera. «Estoy contento de que bateé ese fly aquí (el Rogers Centre), porque si lo bateo en Comerica Park, habría sido el segundo out».
Statcast respalda la aseveración de Cabrera: el batazo habría cruzado la cerca en 27 de 30 estadios, con Comerica Park como una de las 3 excepciones.
La tarea no ha terminado
«Siento que me quité un gran peso de encima. Es un alivio, una gran satisfacción para mi país y para mi familia. Y, bueno, seguir adelante y que sigan pasando cosas buenas», añadió Cabrera. «Se siente muy bien. Pero creo que la tarea no ha terminado todavía».
El jonrón fue también el hit 2.955 de su carrera, otro más en la búsqueda de su próxima cifra redonda. Con 36 juegos restantes, necesitaría meterse en una gran racha para convertirse en el primero que consigue su jonrón 500 y su hit 3.000 en la misma campaña. Pero sin la presión de los jonrones encima, es bien capaz de soltarse a batear.
Sea esta temporada o la próxima, en casa o de visitante, la celebración debería ser épica. Lo del domingo lo dejó claro.