Luisana Brito, luisanablaverdad@gmail.com.- Desde hace 18 años las aguas del río de San Rafael de Anare, en Naiguatá, están siendo contaminadas con el derrame contante de aguas servidas. La red de tuberías está colapsada por la acumulación de sedimentos y por la falta de mantenimiento. Lugareños reportan brote de escabiosis en niños y adultos.
Sostienen que la cuenca lleva el mismo tiempo sin ser saneada, por lo que claman un operativo lo antes posible, ya que al no contar con el servicio de agua de Hidrocapital se vieron en la necesidad de conectar mangueras para cubrir sus necesidades dentro del hogar.
Aseguran que el caso fue denunciado ante la hidrológica y la Gobernación, pero ninguno de los entes se ha dispuesto a buscarle una solución al problema que afecta a más de 2.000 familias. Además, solicitan una jornada de fumigación por la propagación de caracoles africanos y zancudos.
“En Anare nos sentimos abandonados por las autoridades. Estas cloacas tienen 18 años derramándose y todavía Hidrocapital no ha sido capaz de darle una solución al problema. Los niños se están enfermando, hay brotes de escabiosis y no hay medicamentos para tratarla”, manifiesta Domingo Sánchez.
Asimismo, José Perdomo destaca que la acumulación de maleza facilita el criadero de alimañas y que hasta culebras han sacado. “Esta es una pudrición inaguantable porque las aguas sucias, a parte de que llegan al río, corren por toda la calle y no hay por donde caminar. Estamos en la desidia y hasta que no actúen seguiremos igual”.
Soraya Esteves expone que con la llegada de las precipitaciones la situación empeora, ya que las aguas se quedan estancadas y entran a las viviendas ocasionando daños en los electrodomésticos. Por ello hace un llamado a Hidrocapital a fin de que agilice los trabajos y a la Gobernación para que los ayude con la dotación de materiales de construcción y así reparar las filtraciones ocasionadas .
“Comenzaron las lluvias y con ellas nuestras preocupaciones. Los criaderos de zancudos nos tienen contra la pared y quienes más sufren son los niños. Hay mal olor y roedores por todos lados. Esta es una contaminación horrible”.
Otra de las quejas de los vecinos es que las barandas del puente que los comunica con el Este de la parroquia están oxidadas, por lo que es necesario su reemplazo. “La semana pasada un niño se apoyó y se calló, porque la parte de abajo estaba despegada”.LB/yg