Con 3.001 decesos en las últimas 24 horas, Brasil ya suma 401.186 muertes por covid, cifra solo superada por Estados Unidos. En cuanto a los contagios, acumula 14,5 millones, notificó el Ministerio de Salud.
En medio de este sombrío panorama, arribó al país un cargamento de un millón de dosis de la vacuna de Pfizer, la primera remesa de un contrato de 100 millones de dosis.
El número de muertes aumentó exponencialmente desde inicios del año: en cinco meses pasó de 100.000 a 200.000 (el 7 de enero); pero solo hicieron falta 77 días para llegar a los 300.000 (el 24 de marzo) y 37 días para alcanzar los 400.000.
Más contagiosa y bajo sospecha de ser más severa, la aceleración se atribuye a una nueva variante del virus surgida en la Amazonia, la cual se expandió en todo Brasil y llevó a muchos países a cerrar sus fronteras con el gigante sudamericano.
Una comisión parlamentaria (CPI) fue instalada la semana pasada en el Senado para investigar la gestión de la crisis por parte del presidente Jair Bolsonaro y su gobierno, en el cual se sucedieron cuatro ministros de Salud desde el inicio de la pandemia.
Desde el primer caso identificado en Brasil en febrero de 2020, Bolsonaro se opuso a las medidas de aislamiento social, invocando su impacto económico negativo; rechazó igualmente el uso de mascarillas; cuestionó la eficacia de las vacunas y preconizó remedios como la hidroxicloroquina, sin eficacia comprobada contra la enfermedad.
El año pasado, durante la primera ola, Bolsonaro rechazó una oferta inicial para la adquisición de 70 millones de dosis de Pfizer, el primer antígeno en obtener registro oficial por parte del regulador sanitario en el país.