Brasil duda que mejore su relación con Venezuela
El canciller brasileño, José Serra, dijo ayer que confía en que los roces diplomáticos con Ecuador y Bolivia, derivados de la destitución de la ahora expresidenta Dilma Rousseff, serán superados, aunque puso en duda que eso ocurra con Venezuela.
«Esperamos que, en el caso de Ecuador y Bolivia, se encuentren otro tipo de caminos para nuestra relación, pero en el caso de Venezuela parece que eso será imposible, al menos mientras esté en el poder el presidente Nicolás Maduro», dijo Serra a periodistas tras participar en una ceremonia oficial.
Los Gobiernos de Bolivia, Ecuador y Venezuela, en diferentes tonos, manifestaron su solidaridad con Rousseff desde el momento en que comenzó el juicio político que acabó despojándola del poder el pasado 31 de agosto, cuando fue definitivamente sustituida por el antiguo vicepresidente Michel Temer.
Esos tres países llamaron a consultas a sus embajadores en Brasilia una vez consumada la destitución de Rousseff, a lo que el nuevo Gobierno brasileño respondió de la misma forma.
Sin embargo, en Bolivia, el canciller David Choquehuanca aclaró que se trató de una decisión «normal en la práctica diplomática» cuando un país atraviesa por «situaciones difíciles».
El canciller ecuatoriano, Guillaume Long, mantuvo un tono más duro y reiteró la semana pasada que la destitución de Rousseff fue producto de «una farsa» que «irrespetó la voluntad de los 54 millones de votantes que eligieron a la presidenta legítima».
En el caso de Venezuela, Maduro adoptó una posición mucho más crítica, calificó lo ocurrido en Brasil de «golpe» y, además de retirar al embajador venezolano en Brasilia, ordenó «congelar las relaciones políticas y diplomáticas» con el Gobierno de Temer.