En la ciudad de El Alto, colindante a La Paz, las autoridades iniciaron una investigación sobre la posible explotación infantil de niños venezolanos, quienes estarían siendo usados para pedir limosna o vender dulces en las calles.
“Nos preocupa la situación de los menores”, expresó el viceministro interino de Seguridad Ciudadana, Wilson Santamaría, en medio de un operativo realizado en un alojamiento en la zona Villa Dolores, que albergaba a más de una veintena de venezolanos, varios de ellos ilegales.
Santamaría indicó que si estas personas no “regularizan” su situación migratoria, serán deportadas.
Este operativo se realizó a raíz de denuncias de vecinos y comerciantes que manifestaron que algunos padres “alquilan” a sus hijos a otros venezolanos para que vayan con ellos a vender dulces en las esquinas o a pedir limosnas.
“Nosotros como municipio, lo que queremos es que no se vulneren los derechos de los niños, no interesa cómo han ingresado al país”, dijo a Efe el secretario de seguridad ciudadana de El Alto, Dorian Ulloa.
Unos 10.000 venezolanos, entre refugiados y migrantes, residen en Bolivia, que se ha convertido en un nuevo destino para quienes escapan de la crisis en Venezuela y han abandonado además otras naciones como Colombia, Ecuador y Perú, según un informe de la OEA difundido en mayo pasado.