La pobreza en Venezuela se va convirtiendo en estructural, y revertirla ya no depende ni de acciones del gobierno, ni de las empresas, sino de estrategias sostenidas de largo plazo, con políticas de estado y amplio compromiso y consenso político y social, asegura el economista Benjamín Tripier, presidente de la firma “Nueva Tecnología de Negocios”.
Considera que es necesario que no se use al pobre o a la pobreza como un arma política, sino que la sociedad asuma una responsabilidad de largo plazo que subordine sus sesgos políticos e ideológicos, en pos de un país más fuerte y robusto.
Resalta que se trata de cada día, en forma sostenida, sacar un grupo de pobres de la dependencia, e incorporarlos a las fuerzas impulsoras de la economía. “La dependencia que lleva a la caridad y la limosna, si bien se trata de un acto de solidaridad y de humildad mutua, no cabe duda que daña profundamente la autoestima y limita las capacidades dinámicas. Cuantos más pobres dejen de serlo, y así romper esa dependencia, no solo ellos y sus familias serán beneficiados, sino que el país como un todo tenderá a mejorar y ser exitoso”.
Indica que esta semana se presentó el informe Encovi que dejó en evidencia la africanización del país, donde la pobreza total es de 96.2% y la pobreza extrema de 79.3%. con un 70% de caída del Producto Interno Bruto entre 2013-2019, “es desastroso ver en Encovi el brutal deterioro del país en los últimos años. La pérdida de 3,7 años en la esperanza de vida, muestra que es estructural y que será difícil de revertir”.
Señala que estamos encaminados hacia la informalización de la actividad económica, en todas sus dimensiones. “Eso es malo en un país que está comenzando a depender solo de la tributación. Tampoco que en Venezuela, trabajar desde la casa se convertirá en permanente por los problemas de combustible, transporte e inseguridad. Solucionando la conectividad, será bueno para todos, porque cambiará el perfil de los gastos y de las retribuciones”.