¡Ayuda! ¡Estoy en peligro! el alerta de de la DJ que el taxista no entendió
El asesinato de la joven DJ Valentina Trespalacios, se hubiera podido evitar si su mensaje de auxilio, que era muy directo, hubiese sido decodificado correctamente por el receptor: el taxista de Indriver contactado por ella para que la llevara junto a John Nelson Poulos a la discoteca Nexus, en Bogotá, donde ella tenía una presentación, esa madrugada.
–Disculpe. ¡¿Por qué escribí esto?!
Exclama Valentina al subirse al taxi, enseñándole al conductor este mensaje en su celular:
“AYUDA. ¡Estoy en peligro!”.
Era un grito desesperado y urgente.
Cuando Poulos se subió al Aveo gris, la DJ guardó silencio.
Ella había percibido que su vida estaba amenazada, que debía buscar ayuda, y a esa hora, entre 3 y 4 de la madrugada, debía pensar rápido y actuar con inteligencia: todos duermen a esta hora y mi única salvación es el taxista, pensó.
Pero, este taxista puso su mente en neutro, no usó su inteligencia, dejó a un lado su deber social con los humanos a los que sirve y de los que obtiene su sustento.
Él, el taxista, ante un acto fuera de lo normal, como es que le escriban: ¡Estoy en peligro!, debe haber lo mínimo, llamar a la policía. Quizás hubiera salvado a Valentina.
Pero, bueno, hay gente vagando por el mundo, tratando de no pensar, de no involucrarse, simplemente, pasar. Y la vida no debe ser así.
Los seres humanos somos gregarios, nos espanta la soledad, necesitamos de los otros para vivir, por eso abandonamos los campos, buscamos las ciudades, tenemos vecinos, compañeros de trabajo.
Disfrutamos nuestros derechos y debemos cumplir con nuestros deberes, ayudar al prójimo. Entender lo que pasa en el entorno, tratar de hacer nuestra parte.
Dios dotó a los hombres y a las mujeres de un cerebro superior al de otros animales. El porcentaje de este que utilices es lo que hace la diferencia.
Observa lo que está pasando, analiza las opciones, toma una decisión. No te quedes en las nebulosas. Una vida puede depender de que pongas en acción ese cerebro.
Perfil del asesino
John Nelson Poulos tiene 35 años, es alto, robusto. Divorciado, tiene 3 hijos: 2 hembras y un varón que padece de cáncer.
Pertenece a una de las llamadas iglesias cristianas, a la cual asistía con regularidad, y a través de la cual, apoyado por la fundación de recaudación de ayudas sociales GoFundMe, hizo una campaña para recaudar fondos destinados al tratamiento de su hijo.
Sus gestiones fueron tan eficientes que recaudó mucho dinero.
Ahora las autoridades investigan si parte de esos recursos los agarró para darse la gran vida, en Colombia.
Y sí. Parece que eso fue lo que hizo. En abril de 2022: Contactó a la hermosa colombiana a través de una aplicación y comenzó una relación vía Internet, enviando regalos, dinero, mensajes románticos. El hombre perfecto, quizás pensó Valentina.
Luego viajó a Bogotá en noviembre de 2022, y la relación se concretó, pasando de la teoría a la práctica.
A la madre, Laura, el sujeto no le generó confianza y se lo hizo saber a Valentina, quien estaba ilusionada con Poulos, porque además, al ser el norteamericano tenía un plus: una ventana al sueño americano.
Él estaba rey, pues aprovechaba la diferencia cambiaria entre el dólar y el peso para disfrutar en grande en la capital colombiana, con una mujer hermosa que destacaba en el mundo del espectáculo musical.
Pero, a pesar de todas sus aparentes ventajas físicas y económicas, el sujeto era inseguro, con ideas atrasadas, machistas, celópata.
Inmerso en sus complejos no podía creer que una mujer inteligente y proactiva como Valentina, era su pareja y en lugar de tratar de compensar, llegó a decir “me siento usado”. No podía creer que ella lo llegara a querer.
Hasta contrató un detective para seguirla, en diciembre, cuando apenas nacía una relación en medio de tantas diferencias culturales y de edad…con una mujer del espectáculo. Y solo tenían un mes de estar juntos.
¡Alerta!
Usa tu ventajas. Están las redes para conocer o al menos darse una idea de la gente: un individuo como este Poulos, generalmente es conservadora, incompatible con una persona, hombre o mujer del mundo del espectáculo.
Tan diferentes que cuando el Juez le leyó los cargos al presunto asesino y le preguntó:
-Se declara inocente o culpable.
Él contestó con cínica indiferencia:
-Innocent.