*Separación del núcleo familiar fue una falla gubernamental
Wilmer Martínez Añez.- wmlaverdad@gmail.com.- La historia sobre los niños desaparecidos en la tragedia de Vargas es un cuento de terror que aún o llega a su fin, pues se desconoce el paradero de 118 de los 119 menores de 18 años denunciados como desaparecidos, una vez vistos en las listas de los rescatados.
A 15 años del desastre ocurrido, en el que murieron miles de venezolanos. Estas desapariciones aún se mantienen latentes en la memoria de sus padres, familiares y conocidos, al recordar cada año la catástrofe que enlutó a todo el país.
La pesadilla explotó el 15 de diciembre del 1999, recordado como «El día que la montaña bajó al mar», cuando las fuertes precipitaciones dieron origen a extensos deslaves y derrumbes en las laderas montañosas.
Ya para el 16 aún continuaban las lluvias que iban dejando a familias sin hogar, sin parientes, a las vías sin destino, calles sin salida y una gran tristeza en todos los venezolanos.
Después de estos días oscuros, la luz al final del túnel se hizo más lejana para muchos a partir del 17, cuando se dio inicio al rescate de los niños y adultos mayores por vía aérea, debido a que las vías de accesos se encontraban trancadas por los derrumbes.
Los niños comenzaron un calvario
Aquí fue cuando los niños comenzaron un calvario de ir y venir de refugio en refugio, teniendo como el principal albergue para los menores el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, aseguró Pedro Castillo, quien para ese año era diputado a la Asamblea Nacional por Vargas.
Esta era la información que le dieron a los padres los castrenses de las fuerzas militares encargados de las operaciones de rescate, mismos que en varios casos le arrebataron a los niños de sus brazos.
“Fue muy equivocado tratar separar a los niños de sus padres por parte de los organismos militares, cuando el tema debió ser tratado por las fuerzas de rescate civil”.
Directo a La Casona
Marisabel Rodríguez, quien para el momento cumplía el rol de Primera Dama, se hizo cargo de los menores al ordenar su traslado a La Casona, pero aquí fue cuando no se supo el destino de estos niños.
Castillo narra que cinco días después acudió con un grupo de padres al lugar, en donde lograron constatar en la lista que los niños se encontraban ahí albergados. Sin embargo, no fueron entregados y se les notificó que debían buscar en centros hospitalarios y refugios del interior.
El grupo de padres comenzó su búsqueda, pero en vista de no tener respuesta, regresaron a La Casona, sólo que esta vez la lista había desparecido junto con los niños.
Desesperados comenzaron a solicitar conversar con responsables del refugio, requerimiento fracasado, pues Marisabel Rodríguez, quien para el momento era de Chávez, nunca les dio respuesta ni aclaró sus dudas.
“El gobierno no tenía el derecho de disponer de la vida de estos niños, pues se conocieron casos de funcionarios públicos que adoptaron a algunos de estos menores, violentando todo proceso legal”.
Hasta hoy muchas organizaciones han dejado de trabajar, porque las esperanzas de estos padres en conseguir a sus parientes se han desvanecido por la falta de ayuda gubernamental y el cierre de puertas que de alguna manera los harían ver esa luz al final del túnel.
Aunque han pasado 15 años, tarde o temprano se sabrá el paradero de estos varguenses, que han creado a lo largo del tiempo mitos e historias sin argumento./WMA/mag