El incidente resuena en cada rincón de la Fórmula 1. El ambiente está en alerta. Por un lado, la rivalidad siempre es una buena propaganda, por el otro, la fricción entre Lewis Hamilton y Max Verstappen ya obligó a los organizadores a tomar medidas disciplinarias contra ambos y nadie quiere que el peligro de los accidentes tome una escalada innecesaria.
El día después del choque que dejó fuera de carrera a ambos en el Gran Premio de Italia encontró argumentaciones de los pilotos y los equipos en las que, al igual que en Silverstone, nadie reconoce culpa alguna en lo ocurrido.
En Gran Bretaña, Red Bull cuestionó la maniobra de Hamilton, mientras que Mercedes habló de accidente de carrera. El plano se invirtió en Monza y las quejas son las mismas, pero desde veredas opuestas.
«En fútbol dirías que fue una falta táctica, sabía que si Lewis quedaba en cabeza, posiblemente significaba la victoria», valoró Toto Wolff, director de Mercedes. Y, como si se tratara de pagarle con la misma moneda, Christian Horner, el jefe de Red Bull, ahora dijo: «Fue un incidente de carrera».
En el primer choque, Hamilton continuó en carrera y recibió una sanción de 10 segundos. El domingo, como Verstappen no pudo continuar, la FIA determinó que el neerlandés fue culpable y lo sancionó con 3 puestos en la grilla para la próxima carrera en Rusia.
Los pilotos, en su mayoría, consideran que no fue un acto grave de ninguno de los dos porque cada uno hizo lo que tenía que hacer e iban a 40 KPH. Verstappen, en esa línea de razonamiento, expresó su defensa.
«Se cruzó después de la línea blanca, tuve que ir a la parte verde para no tocarlo, y me fui por el exterior. Y por supuesto, se dio cuenta de que iba por él. Así que siguió apretándome» recordó el neerlandés. «Estas cosas pasan».
Pero más allá de las explicaciones y las sanciones, es la relación entre ambos pilotos la que se pone cada vez más tensa. Y con 5 puntos de diferencia en la lucha por el campeonato, todo apunta a que esa tensión siga en aumento.