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Aumenta número de pepenedores en el relleno sanitario por falta de empleo

** Empresas privadas se encargan de comprarles los materiales reciclables que sustrajeron de la basura

Luisana Brito

luisanablaverdad@gmail.com

Como un empleo digno para llevar el pan a sus casas describen los pepenadores el trabajo que realizan a diario en el relleno sanitario de Santa Eduvigis, parroquia Urimare, donde cada vez es mas común ver adolescentes, jóvenes y adultos hurgar entre los desechos que genera el resto de la población.

Muchas veces son mal vistos y hasta denigrados por la sociedad al verlos sucios, pero lo que algunos desconocen es que muchos son padres de familia que quedaron desempleados por no tener una carrera, e incluso que fueron despedidos por empresas del estado, lo que les llevó a estar en esa situación.

Lo triste de esta realidad que se vive a diario en suelo varguense es que hasta los niños se levantan todos los días para esperar que una bolsa caiga de las barandas flojas de los camiones que recolectan la basura. El vertedero se es ha convertido en una mina de tesoros que luego son vendidos.

En un trabajo periodístico realizado en el Santa Eduvigis se pudo constatar la miseria por las que pasan a diario. Aunque no lo crean estos hombres y mujeres, porque no hay distinción de edad ni sexo,  pasan bastante trabajo.

Jesús Echarry es un hombre trabajador que laboraba en las grandes obras que se desarrollaron en Vargas, pero un día le llegó la carta de despido. Aseguró que es uno de los fundadores de los pepenadores del vertedero, esto le ha permito alimentar a su hijo de 22 años y a sus 2 nietos.

“Todo lo hago por mi hijo y nietos”

Con lágrimas en los ojos contó que la ha tocado comer de la basura, porque no tiene dinero para comprar la bolsa del CLAP. Se levanta a las 4:30 de la madrugada para estar de punta en blanco en el vertedero, para ser de los primeros en montarse en una de las compactadoras.

“Esto es lo que hay  y no me avergüenzo de hacerlo. Prefiero hurgar entre la basura que estar en una parada robando. Lamentablemente llegué hasta 1er año de bachillerato y no pude seguir estudiando, porque mi familia es humilde. Desde  muy joven estoy en esto y es lo que me ha permitido sobrevivir”, dijo.

Un camión del BCV es lo que les da de comer

En una constante cacería se mantienen los pepenadores del vertedero para marcar el camión del Banco Central de Venezuela, el cual llega cargado con restos de alimentos y frutas.

“Ese es el que todos queremos tomar, porque trae de todo. Lo malo es que baja una vez al día, cuando le toca doble turno somos felices”, expresó Alexis Puertas, quien quedó en orfandad desde muy pequeño, no tiene hijos, pero debe aportar a la casa de sus hermanos.

“Nadie está por nadie, eso era antes que uno iba al mercado y pedía que le regalaran una mano de cambur. Ahora todo cuesta dinero. Esta es la vida que nos tocó llevar y tenemos que llevarle el ritmo”.

Tesoros reciclables

 Los pepenadores no solo hurgan entre los desechos para comer, sino también para recolectar material reciclable que luego es vendido a empresa privadas.

El kilo de cartón está por el orden de Bs. 1 millón, el de metal en Bs. 2 millones 100 mil y el plástico en Bs. 1 millón. “Para eso tenemos que pasar muchas horas llevando sol y soportando los malos olores. Esto no es nada fácil. Las mujeres también lo hacen”, comentó Puertas.

 Vienen desde los Valles del Tuy

 El caso de David Cabrices es uno de los tantos que se pueden conseguir en el vertedero de Santa Eduvigis. Al igual que él hay decenas de jóvenes que por circunstancias de la vida no pudieron seguir estudiando.

 David es nacido y criado en los Valles del Tuy, estado Miranda, pero desde hace un año está residenciado en el sector Los dos Postes, en Urimare.  David no pudo quemar sus etapas de adolescente, porque desde muy joven le tocó salir a la calle a trabajar.

“Llegué hasta 1er año, porque mi mamá no tenía dinero para comprarme los útiles y no soy yo nada mas, también están mis hermanos. Ella me mandó para Vargas con unos amigos y esto fue el trabajo que me pude conseguir”, expresó.

Ahora le toca trabajar no solo por él, sino por su hijo que viene en camino. “Yo no quiero que le toque pasar por lo que yo viví. Vengo todos los días, porque de esto me alimento”, destacó.

Menos de edad tienen la entrada prohibida

 Los menores de edad tienen la entrada prohibida en el vertedero y para vigilar que eso se cumpla los funcionarios de la Policía Municipal cumplen roles de guardia.

“Ellos están pendientes de que los niños no pasen, porque si una máquina se los lleva por el medio podría matarlo. Y eso ocasionaría que a nosotros tampoco nos dejen entrar, si eso ocurre pasaríamos mas hambre”, manifestó Jesús Echarri.

Expuestos a las enfermedades

El hecho de que diariamente estén rodeados de basura están expuestos a pescar cualquier enfermedad. Cuando el relleno se incendia estos son los primeros afectados. “Eso es horrible porque el humo tarda muchos días en disiparse. De aquí hemos salido con asma y ronchas en la piel”, subrayó./LB

 

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