Las competencias de atletismo arrancaron por todo lo alto en los Juegos Olímpicos, que tardaron pocas horas en registrar un nuevo récord del mundo sobre el tartán.
Lo subió la etíope Almaz Ayana en la primera final del programa – de los 10.000 metros- en que dejó atrás a sus adversarias con un crono de 29 minutos y 17,45 segundos.
El nuevo récord rebajó por 14,33 segundos la anterior marca de la china Wang Junxia, que databa de 1993.
Posiblemente las condiciones meteorológicas incidieron en la escasa afluencia de espectadores al estadio – que presentó menos de media entrada en la jornada matutina.
Pero sin duda el clima ayudó también al récord en esta ocasión, pues la lluvia caída a lo largo de la mañana benefició la velocidad de la pista azul de Río, y las temperaturas frescas dieron alas a los atletas.
Ayana ya rozó el récord de los 5.000 metros esta misma temporada en Roma, cuando se quedó a un solo segundo, por lo que no sería precipitado aventurar que pueda establecer dos nuevos registros mundiales en distintas competencias en Río.
En los 10.000 arrasó a la competencia, dejando atrás a la cuatro veces campeona del mundo, la keniata Vivian Cheruiyot, quien llegó con más de 15 segundos de retraso para colgarse la medalla de plata. La etíope Tirunesh Dibaba se llevó el bronce.
En los 800 metros, el keniano David Rudisha, plusmarquista olímpico y mundial hace cuatro años en Londres, sin problemas a la siguiente ronda al cruzar la meta en un minuto y 45,10 segundos.