* Combinó su victoria 2-1 sobre Nigeria con la derrota de Islandia 2-1 ante Croacia
Un gol de Marcos Rojo a cuatro minutos del final rescató a la Albiceleste del abismo y le dio e la victoria 2-1 sobre Nigeria, para depositarla en los octavos de final.
Aún sin encontrar el funcionamiento ideal, Argentina sigue adelante en Rusia 2018. Por lo menos, sacó la garra y apareció la genialidad de Lionel Messi.
El angustiante triunfo en San Petersburgo y la derrota de Islandia 2-1 ante Croacia bastaron para que Argentina se cite con Francia en la siguiente fase.
Messi anotó el primer gol de la Albiceleste con un fulminante derechazo a los 14 minutos. Pero un penal cometido por Javier Mascherano y convertido por Victor Moses empató el marcador a los 48.
A ello, siguieron otros pasajes espeluznantes de una Argentina que no carbura pero que fue salvada por una lucha incesante y por Rojo.
A los 86 minutos, en momentos en que el empate dejaba a la Albiceleste fuera, Gabriel Mercado desde la derecha envió un centro que Rojo impactó con la parte interna del botín derecho para vencer al arquero Francis Uzoho.
Tras el 1-1 ante Islandia, en el que Messi comenzó su cuarto Mundial fallando un penal, y la derrota 3-0 ante Croacia, Argentina avanzó como segunda del Grupo D, por detrás de los croatas, que ganaron sus tres partidos.
Los dirigidos por Jorge Sampaoli, conscientes de que no había futuro sin triunfo -y sin que Croacia empatara al menos- comenzaron con una actitud notoriamente ofensiva: hasta cinco hombres lanzados al ataque y buscando que la pelota circulara más a menudo por los dominios de Messi.
Para el primer gol, Ever Banega lanzó un certero pase a profundidad desde su propia mitad del campo que Messi controló con el muslo izquierdo en la puerta del área y definió cruzado con la derecha, arriba y al segundo poste del arco de Uzoho.
Quizás Argentina mereció más en la primera mitad. Pero tal vez también se llevó mucho premio en el complemento, donde aparecieron nuevas desatenciones.
La Albiceleste cedió un saque de esquina a los 47 minutos y, en el cobro, Mascherano sujetó a Leon Baloguin, antes de que el balón llegara al área.
Implacable, el árbitro turco Cuneyt Cakir sancionó la falta, sin que ésta se sometiera a revisión por parte del videoarbitraje, pese a que la jugada perecía dudosa. Moses convirtió al costado izquierdo del arquero Franco Armani, quien se tendió al otro lado.
Transcurrieron los siguientes minutos con más aproximaciones por parte de Nigeria, hasta que Rojo puso el 2-1 que mantiene con vida a Argentina.