La Justicia argentina sentenció este miércoles a 12 años de cárcel al empresario Lázaro Báez por encabezar una trama de lavado de dinero obtenido por los contratos de obra pública adjudicados entre 2003 y 2015, durante los Gobiernos kirchneristas, una causa conocida como «ruta del dinero K». Se estima que lavó no menos de $55 millones.
Así lo decretó el Tribunal Oral Federal 4, poniendo de esta forma punto y final a un juicio que arrancó hace más de dos años y que sentó en el banquillo de los acusados a Lázaro Báez y a más de una veintena de personas de su entorno, entre ellos sus cuatro hijos, Martín (en prisión desde febrero del 2019), Melina, Luciana y Leandro.
En la sentencia, los magistrados a cargo del tribunal establecieron «por mayoría» penas de 12 años de cárcel para Báez por el delito de «lavado de activos agravado», así como otros nueve para su hijo Martín, en carácter de «coautor».
Tres décadas atrás Báez era cajero del Banco de Santa Cruz, la provincia originaria de Néstor Kirchner. Fue ascendiendo posiciones de la mano de su amigo. Cuando Kirchner se convirtió en presidente en 2003, dejó el banco y creó una empresa de construcciones viales que se transformó durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en una de las principales contratistas de obra pública.
Lázaro Báez cenó con Néstor en su última cena y fue quien construyó el mausoleo donde descansan los restos del ex presidente, fallecido en 2010.